Especies invasoras: la otra amenaza que se cierne sobre Doñana

Miguel Clavero es uno de los científicos de la Estación Biológica de Doñana-CSIC que estudia este fenómeno y reconoce que hay algunas especies inque ya han invadido los sistemas acuáticos del Parque. La más importante, sin lugar a dudas, según indica, es el Procambarus clarkii, el cangrejo rojo, que se introdujo en España en 1973 y, un año más tarde, llegó a Doñana. «Esta especie lo ha cambiado todo, es lo que se llama una especie clave. Se hace tan abundante que altera todo el ecosistema. Las marismas de Doñana, que antes eran un sistema de aguas claras, transparentes y con plantas sumergidas cuando se inundaba, es ya uno aguas turbias porque los cangrejos eliminan la vegetación y revuelven el fondo», explica a ABC.

El impacto de esta especie se produce en todos los elementos de los sistemas acuáticos y se extiende también a los terrestres. Hay ya muchos organismos perjudicados, como los anfibios. especialmente tritones y salamandras; los invertebrados poco móviles como caracoles y sanguijuelas, y la vegetación acuática.

Pero este cangrejo también es un nuevo recurso para otras especies, como la nutria, las cigüeñas y la garzas, que han visto incrementada sus poblaciones, lo que no siempre es positivo. «La comunidad de aves en Doñana ha cambiado totalmente, hay ahora muchas más especies que se alimentan del cangrejo rojo. Tienen mucha más comida que antes. No lo veo como algo positivo. Cuando se produce un cambio ambiental grande se pierden especies, como las aves buceadoras, que antes eran muy comunes y ahora han pasado a ser muy raras en Doñana», añade.

Seguimos. La jaiba azul, un «portento» según este científico. Se trata de un cangrejo muy grande, «fuerte y sumamente ágil. Es un depredador excelente. En Doñana, en el bajo Guadalquivir está en torno al año 2016. No sabemos cómo ha llegado pero se ha distribuido muy rápido. Es un caso curioso porque está en el Mediterráneo italiano está desde los años 40 pero no funcionó como especie invasora hasta mucho después. De repente, en torno a 2003, inició una expansión muy rápida, no sabemos aún muy bien por qué», señala.

Aunque de momento en Doñana tiene una escasa presencia, lo atribuye a que ha llovido tan poco que apenas hay conectividad con el estuario. «Las hembras tiene que salir al mar a poner los huevos y después entran al río, donde pueden adentrarse kilómetros. Tiene capacidad de ocupar Doñana pero para eso deberían venir años húmedos, como cuando entró el Pez Gato Negro. Cuando eso ocurra entrará mucha jaiba azul en el Parque porque en el estuario Guadalquivir ya es muy abundante».

La gambusia es otra invasora. Se trata de un pez pequeño que se trajo a España con la idea de ayudar a combatir el paludismo. En el caso de Doñana, explica que el pez más perjudicado por esta especie es el es el Aphanius baeticus, conocido comúnmente como salinete, una especie además endémica.

Y aunque aún no ha entrado en Doñana, está a sus puertas. Se trata del Silurus glanis, conocido como Siluro, uno de los peces de aguas fluviales más grandes del mundo. Puede llegar a medir más de dos metros y es un gran depredador. «Está en el Guadalquivir y es muy abundante en los embalses de la zona del Genil. Se introdujo por allí hace unos 15 años y parece que ya está a las puertas de Doñana. Es una de esas especies que en cuanto se registren grandes lluvias y se produzca la conectividad aparecerá en Doñana. Es previsible que lo haga en la Rocina y se establezca allí».

¿Sería una catástrofe?. Según este científico, en Doñana «están tan castigados todos los ecosistemas acuáticos que quedan muy pocas especies nativas y realmente la catástrofe ya ha ocurrido. Esto es un nuevo formato de especies invasoras y una de las que se vería muy afectada sería la anguila, que ya de por sí tiene miles de problemas. Está muy amenazada y al borde de la extinción. La Jaiba azul es una amenaza para la anguila y el Siluro también lo sería».

Un gran impacto ha causado también la especie Micropterus salmoide, conocida popularmente como Black bass, que llegó a La Rocina de Doñana en los setenta. «En La Rocina había cuatro especies de peces de agua dulce nativas y a día de hoy es probable que ya no quede ninguna por el Black bass; luego están otros invasores que llegaron en 2005, como el Pez gato».

Este científico reconoce que la situación en Doñana es muy crítica, sobre todo por la sobreexplotación del acuífero «pero lo que ha pasado con los peces es anterior, precisamente por estas especies invasoras. Todo esto ha ocurrido a pesar de que el Parque ya estaba protegido. Cuando se declaró Parque Nacional estaba íntegro y no había ninguna especie invasora que no fuera la carpa. Todo el colapso se ha producido cuando gozaba ya de un nivel máximo de protección».

¿Es reversible?. Clavero lo ve «difícil. Al contrario de lo que ocurre con la contaminación, las invasiones son un impacto humano que las personas no son capaces de revertir y que se prolonga indefinidamente en el tiempo. En Doñana todo depende del agua pero en el caso de las especies acuáticas, mucho más. Cuando hay muy poca agua, la interacción entre las nativas con las invasoras es más estrecha porque hay menos agua. La posibilidad de sobrevivir se complica. Eso sí, a las invasoras también les viene muy mal la sequía».

Pero no sólo se trata de fauna, la flora invasora también es un hecho. Rocío Fernández Zamudio es otra de las científicas de la Estación Biológica del CSIC en Doñana que estudia este fenómeno. Reconoce que si el cangrejo rojo lo cambió todo, a nivel de plantas hay una especie que también. Llegó en el año 2000 a la marisma de Doñana y ha provocado alteraciones. Se trata de un helecho, Azolla filiculoides, que está provocando cambios en los ecosistemas acuáticos del Parque. «Es un helecho invasor. Es estacional porque la marisma es un ambiente acuático que se seca todos los años pero produce esporas que deja en el sedimento y sobrevive así a la estación seca. Es muy visible al ser una especie flotante que crea una gran masa rojiza en superficie que impide que otras especies autóctonas sobrevivan porque no les llega la luz. De hecho, ya hay menos presencia de dichas especies autóctonas de la marisma sumergidas. Compite además con otras flotantes de las marismas. Entran en una competencia directa y por ahora no hay un ganador. Muchos animales se alimentan ya de ella y se ha incorporado al sistema, como el cangrejo rojo», añade.

Otra especie invasora es la Oxalis pes-caprae, que antes sólo estaba presente en los bordes pero que ya ha llegado al centro del Parque, donde existe un alcornocal importante. Está asociada a los sedimentos de los viveros. Fue detectada en el corazón del Parque en 2013. Estamos iniciando un seguimiento para ver su evolución y también se han hecho algunas medidas de gestión con el Espacio Natural Doñana. Hemos conseguido frenar un poco esta invasión en la zona central». Se reproduce además con unos bulbillos de las que se alimentan animales como los jabalíes y los van dispersando.