De los ERE al caso Koldo: ni una sola trama de corrupción sin su chófer
Son una mina para los investigadores policiales y una pesadilla para sus jefes. El de Javier Guerrero confesó que se gastaba dinero público en cocaína. El hombre para todo de Ábalos calla... por ahora
El chófer de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE, salpicado en la trama de las mascarillas del caso Koldo
Montero, obligada a responder mañana en el Senado sobre su conocimiento de la trama
Sevilla
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Iniciar sesiónNi un solo caso de corrupción sin su correspondiente chófer. Escándalos judiciales como los ERE o la operación Kitchen, por citar las referencias más cercanas, seguramente no se habría convertido en instrucciones de alto voltaje sin las declaraciones explosivas de quienes eran la sombra ... de los principales sospechosos en sus largos viajes por carretera. Los conductores son guardianes de sus secretos más inconfesables hasta que rompen el código de silencio que rige la relación con el jefe que viaja en el asiento trasero y empiezan a levantar la punta de la pestilente manta.
Tampoco podía faltar esta figura en el último caso que le ha estallado al Gobierno de Pedro Sánchez, el caso Koldo. La lupa policial ha destapado el pago de comisiones ilegales por parte de empresarios a un asesor del exministro y ahora diputado del Grupo Mixto José Luis Ábalos. La mercancía eran mascarillas defectuosas que se vendían a precios desorbitados a distintas administraciones públicas en lo peor de pandemia.
A falta de uno, hay dos conductores de confianza salpicados en esta causa judicial. Un lugar preeminente en la trama lo ocupa el presunto 'conseguidor' de contratos públicos para empresarios amigos y quien da nombre al sumario: Koldo García Izaguirre. Empezó a trabajar como guardaespaldas, chófer y hombre para todo de Ábalos en sus cuatro años como secretario de organización del PSOE.
El exministro lo protegió y ascendió hasta convertirlo en consejero de una filial de Renfe. Bajo su cobijo, habría hecho una fortuna valorada en 1,5 millones de euros como intermediario de empresas aprovechando los miles de millones de euros que manejaba el Ministerio encargado de impulsar la obra pública y su agenda de influencias que se extendió a otros gobiernos regionales socialistas.
Koldo García hizo una fortuna valorada en 1,5 millones de euros como intermediario de empresas que suministraban mascarillas defectuosas
En el caso Koldo también se ha visto salpicado tangencialmente, aunque (de momento) no está citado como investigado, Cristian Corvillo. El empresario y dirigente local del PSOE cordobés era el encargado de mover a Pedro Sánchez de acto en acto en su ruta de «escucha a la militancia» por las tierras andaluzas cuando se lanzó a la carretera para recuperar la Secretaría General en 2017, como desveló ABC. El actual presidente del Gobierno decidió tomarse la revancha por su dolorosa defenestración y desafiar a la vieja guardia del socialismo, que apoyaba a Susana Díaz. Corvillo, incondicional del sanchismo en esta provincia y amigo de Ábalos, se prestó a coger el volante para que su líder hiciera campaña en las primarias que terminaría ganando.
Un valedor del sanchismo salpicado por la trama
Un oficio de la Unidad de la Guardia Civil adscrita a la Fiscalía Anticorrupción señala que Cristian y su hermano Rubén Jonás «podrían compartir intereses societarios con Víctor de Aldama [presunto comisionista] y sus socios, a la par que prácticamente todos ellos habrían coincidido con Koldo».
El aludido ha negado de forma categórica su implicación en la trama. Sí admite que conoce a Aldama y sobre todo al exministro. Lo defiende a capa y espada incluso ahora que, repudiado por Sánchez, se ha aferrado a su escaño en el Congreso fuera del Grupo Socialista. Habrá que esperar a lo que den de sí las costuras de la investigación. De momento, Koldo ha rehusado declarar ante el juez instructor de la Audiencia Nacional.
Quien sí tiró de la manta, sin dejarse en el tintero los detalles más sórdidos, fue Juan Francisco Trujillo, el que fuera conductor oficial de Francisco Javier Guerrero desde febrero de 2003 hasta octubre de 2007. Tuvo acceso al espacio íntimo y privado del entonces director general de Trabajo de la Junta de Andalucía, fallecido en octubre de 2020, quien manejaba a su antojo un 'fondo de reptiles' —así lo denominó—, la partida irregular de los ERE, para repartir ayudas con dinero público a empresarios que circulaban en la órbita del poder.
Parte de los fondos que debían servir para generar empleo en Andalucía terminó en la red clientelar de amigos y conocidos de altos cargos de la Junta. Entre ellos, el propio chófer de Guerrero, que recibió 1.350.000 euros a través de sus empresas fantasma.
Su propia madre fue incluida como intrusa en un ERE que costeó la Administración. El vertiginoso tren de vida del conductor no pasó desapercibido a sus vecinos de Llanos del Sotillo (Andújar, Jaén), que lo apodaron 'El ministro' porque solía pasearse por esta pedanía con traje y corbata.
Gastos en cocaína y locales de ocio con dinero público
El chófer no ocultó a nadie la procedencia del dinero. Confesó que se gastaba unos 25.000 euros al mes en la compra de cocaína para consumo propio y de Guerrero con el dinero de esas subvenciones, aparte de consumiciones en «restaurantes y establecimientos de ocio».
Decidió delatar a su antiguo jefe movido por un sentimiento de venganza. «A mí me han dejado tirado», les dijo a los policías que fueron a registrar su casa en busca de pruebas. La manta se le quedó tan corta que él mismo se acabó destapando. Tanto que la Audiencia de Sevilla lo acaba de condenar a cuatro años y nueve meses de prisión por gastarse el dinero de los andaluces en droga.
Un 'topo' al volante del coche de Bárcenas
Sergio Ríos Esgueva no solo estaba atento a las señales de la carretera mientras conducía el coche de ventanas tintadas en el que llevaba al extesorero del PP Luis Bárcenas. Contó al magistrado Manuel García-Castejón que fue captado por la trama policial para espiar a su jefe, después de que salieran a la luz sus cuentas en Suiza. Por trabajar como topo y pasar información comprometida del exgerente popular llegó a cobrar unos 50.000 euros de fondos reservados. «Yo no me he hecho rico», se excusó.
Su tren de vida, en efecto, no tenía punto de comparación con el de Koldo, quien, según la Guardia Civil, compró coches, motos y cuatro viviendas sin hipoteca. El suculento botín de las comisiones le permitió incluso poner un piso en Benidorm a nombre de su hija de dos años para ocultar el origen supuestamente ilícito del dinero. Por ahora, el presunto 'conseguidor' guardia silencio. Si se decidiera a hablar, podría hacer temblar al Gobierno.
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