Empresarios proyectan un gran astillero para reparar megayates en Andalucía

Empresas náuticas quieren aprovechar las posibilidades de negocio de un sector aún sin explotar en la región

En España actualmente los grandes barcos de recreo se arreglan sobre todo en Cataluña o Baleares

Barcos atracados en la nueva marina de megayates instalada en pleno Puerto de Málaga Francis Silva

Málaga

16/01/2023 a las 07:07h.

Andalucía siempre ha mirado al mar. Sobre todo, porque no le ha quedado otra. Ahí están sus más de mil kilómetros de costa. Pero de un tiempo a esta parte, esa mirada ha cambiado. No es sólo la conciencia creciente de que la convivencia con ... el medio marino debe asegurar su sostenibilidad. También se impone el consenso en torno al cúmulo de oportunidades no siempre bien aprovechadas que pueden generar Atlántico y Mediterráneo como modo de vida y motor de desarrollo.

Entre los miles de nuevos proyectos que de manera incipiente o ya avanzados abordan esta posibilidad de futuro, destaca por su novedad una embrionaria iniciativa que quiere convertir a la región en destino preferente para el arreglo de grandes buques de recreo. Un proyecto que a la vista de experiencias ya probadas en otras latitudes puede aportar una gran vía de negocio.

Se trata de lo que los entendidos llaman ahora el 'refit'. Una actividad con génesis casi tan antigua como surcar los mares, pues los astilleros siempre se han dedicado durante los meses de menor actividad a repintar cascos, calafatear las embarcaciones de madera y poner a punto los barcos que ya en perfecto estado de revista volverán a enfrentarse con las olas. Pero que cobra una nueva dimensión ante el auge de la navegación de recreo. En especial si se enfoca con el objetivo de pugnar por el mercado de los superyates y megayates, cuyo negocio no hace sino crecer de forma exponencial. Se estima que el arreglo de estos barcos mueve en el mundo en torno a tres billones de euros anuales.

Hay que tener en cuenta, como demuestra un reciente estudio realizado por el Clúster Marítimo-Marino de Andalucía (organización que agrupa a diferentes empresas dedicadas a la ahora denominada 'economía azul') que el mar Mediterráneo es el área oceánica donde más tráfico de megayates se da en todo el mundo. En torno al 80% de estos grandes buques se mueven por aquí en su periplo de Europa al Caribe, donde suelen recalar en invierno.

Sin embargo, hoy en día, si introducimos en un buscador de internet la palabra «refit», aparecen innumerables empresas de Cataluña y también de Baleares. Son quienes lideran este sector a nivel nacional, que también tiene mucha importancia en otras latitudes como Italia o en el Báltico, donde se encuentran los más grandes astilleros. Pero si hacemos el mismo ejercicio añadiendo a «refit» la palabra «Andalucía», los resultados ofrecen más gimnasios que compañías dedicadas al mundo marino. Hay, por tanto, un nicho de oportunidad.

Grandes buques de recreo

Situémonos, primero. ¿De qué tipo de barcos estamos hablando? Un superyate es aquella embarcación de recreo que supera los 35 metros de eslora. Un megayate ya rebasa los 60. Enormes buques —con tamaños medios cada vez mayores— equipados con los más sofisticados sistemas de navegación y por supuesto, con los lujos y comodidades a bordo que sólo las grandísimas fortunas capaces de acceder a estos caprichos pueden pagar. Y que, por supuesto, pocos miramientos tienen a la hora de dejarlos niquelados para emprender la siguiente temporada en el mar.

Las cifras hablan por sí solas. Cada megayate tiene de media un presupuesto anual de mantenimiento de unos 1,5 millones de euros. Y esa actividad da empleo a entre 20 y 45 personas de forma directa, según la eslora y necesidades del barco. Más aún: en torno a la puesta a punto de un barco no sólo hacen falta ingenieros o mecánicos. También pintores, tapiceros, diseñadores de muebles a medida... una industria paralela de primer orden y muy bien pagada. ¿Por qué no hacer que ocurra en Andalucía?

Arnaldo Brito, vocal de Náutica del Clúster Marítimo de Andalucía, sabe de lo que habla. Patrón mayor de cabotaje, es el CEO de la empresa ABM Yacht Support, con base en Sotogrande. Montó hace años una firma en Málaga de servicios integrales de yates de hasta 30 metros. La crisis se la llevó por delante, pero después de una fecunda etapa en Israel dedicada al 'refit', se instaló en el puerto gaditano para prestar servicio como capitán de potentes barcos de recreo, especialmente el verano, y dedicar el resto del año a convertirse en 'project manager' para acaudalados propietarios que le confían sus buques. Suele trasladarse a Italia para hacerles los arreglos. Y claro, también llegó un momento en que se hizo la pregunta. Por qué no aquí.

Decidió pasar a la acción. Trabaja en un gran proyecto que puede ser la espita que abra el negocio en Andalucía. Su interés, levantar en la costa andaluza un gran astillero que pueda atender en seco hasta 15 barcos a la vez de una eslora que podría llegar incluso hasta alcanzar los 100 metros.

No es sólo el dinero para el arreglo técnico, también se crea en el entorno una industria auxiliar de artículos de lujo

¿Dónde? En su cabeza, tres posibles ubicaciones que no quiere revelar. «Se necesitan unos 40.000 metros cuadrados en un puerto ya construido. Que esté cerca de núcleos urbamos consolidados y tenga buena comunicación con un aeropuerto. El que entiende de barcos, sabrá a qué puntos me estoy refiriendo», afirma a ABC. Eso sí, descarta Málaga capital, pese a haber introducido por primera vez el sector de los grandes buques en su puerto. «No existe el espacio suficiente», dice.

Efectos colaterales

Brito asegura que hay interés por estos proyectos. De momento es sólo un proyecto muy en su fase más primigenia —la administración regional asegura desconocerla— pero asegura que ya hay conversaciones con posibles inversores, aunque es consciente de la dificultad de la empresa. «En el Mediterráneo ya existe una oferta sólida y un inversor necesita respaldo para entrar en algo así; solo no lo haría», aduce.

El empresario, en cualquier caso, no tiene dudas de las bondades que tendría el establecimiento de un astillero así para el entorno en el que se ubicase. No se trata sólo del dinero que deja un millonario en reparar su buque. También está el gasto que hacen las tripulaciones de los buques, que suelen quedarse a vivir en la zona donde están siendo reparados y tienen un poder adquisitivo superior a la media.

Y por otro lado, están las posibilidades de formación que ofrecen. Además del astillero, Arnaldo Brito tiene en la cabeza una escuela de formación privada aneja al astillero que pudiera ser la cantera de los profesionales que se dedicaran al 'refit'. «Ahí se aprenderían todos los procesos técnicos y los protocolos que se necesitan a nivel internacional para una actividad así».