Con la vista puesta en el cielo, el Ejecutivo andaluz repasa semana a semana la evolución de los embalses de la comunidad. Y no son buenas noticias las que suele dar el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de cada martes. Porque el agua que tiene acumulada Andalucía no sube hace meses del 30 por ciento de la capacidad de embalse que tiene la comunidad. Un dato preocupante.
El secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Pedro Parias, tiene claro que los dos próximos meses son claves para ver cómo evoluciona la situación de sequía en Andalucía. De hecho, él lo amplía un poco más. «Nos queda la segunda mitad de marzo, que también cuenta. Y habría que ver qué pasa en abril y mayo», explica. Parias, que reconoce que la situación ahora mismo en el campo andaluz es «muy preocupante» ve, sin embargo, signos de esperanza en el horizonte.
¿Hay esperanza en que llueva? «Esperanza hay porque soy creyente», bromea Parias. Pero las precipitaciones, señala, nada tienen que ver con la fe. Hay analizar los datos científicos con los que Andalucía cuenta ahora mismo. Y los mismos invitan a un optimismo muy muy moderado. «Parece que hay signos de que al final de este mes puede que haya algo de lluvia pero las probabilidades de que este sea un año normal en este aspecto, que llueva en la media histórica andaluza, son muy bajas», señala Parias.
Para Juan de Dios del Pino, delegado Territorial de la Agencia Estatal De Meteorología (Aemet) en Andalucía, Ceuta y Melilla, el futuro pinta ligeramente más optimista que para Parias. «Ahora mismo los pronósticos hablan de un 75 por ciento de probabilidades de que marzo, abril y mayo sean normal o húmedo, dentro de la media, en las precipitaciones». Es decir, la estadística, que De Dios subraya que es eso, estadística aunque se base en datos científicos y hay que tomarla con mucha precaución, más aún porque es a varios meses vista, lo que reduce su fiabilidad, es benigna.
La cuestión, plantea el representante en Andalucía de la Aemet es «cómo de húmedos» serán estos tres meses si es que ese pronóstico se cumple. En base a eso puede que la situación de sequía que sufre la comunidad se corrija en mayor o menor medida. Ahora mismo, subraya De Dios, no hay nada descartado en lo meteorológico. Porque, explica, Andalucía ha pasado a depender hídricamente de sus otoños y sus primaveras. Los inviernos han pasado a ser muy secos.
Lluvia torrencial
«El año pasado diciembre fue lluvioso, unas precipitaciones además de las que gustan en el campo porque no fueron torrenciales, empaparon bien y llegaron a los acuíferos», explica el representante de la Aemet en la comunidad. Sin embargo, el otoño fue escaso en agua. «A ver la primavera», añade De Dios.
El secretario general de Feragua indica que, para recuperar la normalidad en los embalses, debería llover al menos 400 litros por metro cuadrado. «Hace mucho mucho tiempo que en Andalucía no vemos eso», recuerda. Pero, optimista, señala que «en febrero de 2018 empezó a llover en torno al Día de Andalucía y cayeron 300 litros por metro cuadrado».
Los agricultores y ganaderos, uno de los primeros afectados por la sequía, señalan que hay zonas de Andalucía que están peor que otras. Pero que, en general, la situación es delicada en toda la comunidad. Sin embargo, en Almería o en la Axarquía de Málaga lo están pasando especialmente mal. Y en la cuenca de Barbate, en Cádiz y «en el Valle del Guadalquivir», añade Parias.
La falta de agua no es una cuestión que afecte únicamente al campo. Pero solo en este ámbito Andalucía se juega miles de empleos. «El agroalimentario es uno de los sectores con más peso en el PIB de la comunidad junto al turismo», recuerdan los agricultores. Y si no hay agua, las explotaciones no contratan. Pero tampoco lo hacen las industrias de transformación o de distribución. Sin producto, la cadena para y con ella, la economía.
También el turismo, la otra pata de la riqueza de la comunidad, se puede ver afectada. No ahora, pero sí a futuro. Porque sin agua, cómo se puede acoger campos de golf, hoteles o dar servicios a decenas de miles de visitantes. Precisamente de la preocupación por esa falta de agua y cómo puede afectar al futuro de Andalucía, el Gobierno andaluz creó un comité de expertos para asesorar en la gestión de la carestía de agua.
Inversión de la Junta
Según explican la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, el Gobierno andaluz «está haciendo un esfuerzo titánico» en la gestión de la sequía. Defiende la almeriense que impulsa «cada semana una nueva infraestructura para paliar el gran déficit que heredamos». Y ello se traduce, añade «en que esta consejería está liderando la obra pública de Andalucía» porque «el agua supone ya más del 35 por ciento de la obra que ha licitado la Junta».
Así, detallan desde su departamento, «toda esta actuación supone una inversión general en la comunidad en estos cuatro últimos años de 1.500 millones de euros». En esa partida se incluyen 300 obras de depuración e intervenciones de abastecimiento para solucionar los problemas de agua de 215 municipios en los que viven 3,6 millones de andaluces. Para este 2023, añaden las mismas fuentes, «el agua va a liderar el impulso de la obra pública en Andalucía con la previsión de licitar más de 400 millones de euros en infraestructuras hidráulicas».
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete