La vuelta a los orígenes de Julia Figueroa

El Colegio Almedina fue el encargado de acoger estas jornadas que este miércoles terminan tras tres días tan frenéticos como ilusionantes. La ilusión de los niños al conocer a sus ídolos se notaba en el ambiente. Algunos, incluso, le ofrecieron manualidades como regalo a Julia Figueroa que los aceptó con una gran sonrisa.

La judoca reconoció que «es difícil» pasar al otro lado del tatami para dar las instrucciones. Estar compitiendo a la misma vez que enseña es «complicado» para ella. Aun así, reconoció que «todo lo que sea ayudar, es bueno» y «si se quedan con algo de lo que les pueda explicar, me voy más que contenta».

Ha podido mostrar sus conocimientos a niños y niñas de diferentes edades y confesó que «cuando son mayores es más fácil porque tienen un poco más de base, pero cuando son más pequeños, me tengo que meter mucho en el papel y tengo que recopilar información de cuando era pequeña».

Las jornadas han sido todo un éxito. La laureada deportista se marcha del evento «muy satisfecha» y se marcha habiendo plantado una semilla en el corazón de todos esos niños y niñas que quieren seguir dando guerra en el complicado pero ilusionante deporte del judo.

Balance del 2022

Figueroa también hizo balance de su año 2022, a nivel deportivo. A su juicio, el año «no ha terminado bien». En la última competición, la judoca fue eliminada a las primeras de cambio, para ella «la peor del año». Sin embargo, el balance es «positivo» pues ha peleado por medalla en el resto de competiciones disputadas y dentro del tatami se ha encontrado «muy bien físicamente».

Al 2023 solo le pide que «sea mejor que el 2022» porque esa es la meta de Julia Figueroa y el mensaje que le ha dejado a los niños y niñas cordobeses. Seguir creciendo y seguir aprendiendo.