Turistas en el puente de agosto: entre el calor extremo y el incendio de la Mezquita-Catedral
Las calles del casco histórico muestran un flujo de visitantes constante, pero muy lejos de las aglomeraciones en temporada alta
Los turistas dejan en Córdoba una media de 91,34 euros en el segundo trimestre de 2025
Córdoba
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Iniciar sesiónAunque el agosto cordobés, según todos los expertos, abandonó la consideración de temporada baja hace un tiempo, dejando solo a julio con esa nomenclatura dentro de la época veraniega, tampoco se puede tomar como un tiempo propicio para el turismo. Más bien supone ... un periodo de transición hacia septiembre, cuando las cifras de visitantes empiezan a aumentar considerablemente.
Entre tanto, agosto se nutre tanto de nacionales como foráneos gracias al buen precio de los hoteles o como lugar de paso a la ida o vuelta de la playa. Aquellos que se aventuren por las callejuelas del casco histórico, tendrán sin duda la experiencia añadida del calor ardiente, algo inolvidable si se viene de tierras del norte y, de pronto, surgen jornadas sucesivas por encima de los 40 grados máxima y con noches asfixiantes con mínimas muy superiores a 20.
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A los avatares del tiempo, en este puente de la Asunción, hay que añadir un desgraciado matiz: los perjuicios derivados del reciente incendio en la Mezquita-Catedral. Con todo ello, San Basilio, la Judería, San Francisco o la zona aledaña al Palacio de Viana, siguen contando con numerosos paseantes dispuestos a conocer la ciudad de los cuatro patrimonios de la humanidad.
Los alrededores de la Mezquita-Catedral están animados. Eso sí, a la hora del vermú, parece todo más tranquilo incluso que en julio. A las vestimentas ligeras, la profusión de gorras y pantalones cortos les siguen las cada vez más de moda sombrillas, algo que prolifera especialmente en los visitantes orientales.
En las callejuelas cercanas se produce incluso algún pequeño milagro, como ver expedita, sin grupos de turistas ni observadores, la plaza de Maimónides. Pese a todo, el reguero de turistas es constante. Sergio Navarro y Paula Morales, junto a su hija Alba, transitan por el entorno del Museo Taurino. Vienen desde Madrid. «Llegamos ayer, porque tenemos familia aquí y venimos cada cierto tiempo a pasar unos días».
Un sitio de paso
Advertidos y conocedores del incendio en la Mezquita-Catedral, indican que ya conocen bien el monumento pero que justo el siniestro les provoca curiosidad para ir de nuevo. Y lo hacen con sentido del humor y sintiéndose culpables por ello: «tendremos que compensar tomando muchos salmorejos y flamenquines».
Entre sus planes, además de los familiares, están pasear por el casco histórico y quizá volver a Medina Azahara, que igualmente conocen. En la taquilla de la catedral hay una pequeña cola y un ambiente muy agradable en el Patio de los Naranjos, muy lejos del gentío de la temporada alta.
Los hermanos Javier y María Ruiz, junto a su amiga Sofía Valverde, acaban de visitar la Mezquita. Proceden de Zaragoza y vienen a pasar unos días entre Córdoba, Sevilla y Granada. «Pensamos que iba a ser más, pero los trabajos de la zona del incendio no impiden disfrutar del monumento», señalan.
Eso sí, reconocen que impresiona en cierto modo por aquello de pensar en lo que realmente podría haber sucedido de no pararse el incendio a tiempo. En cuanto al calor, y dado que van a estar al menos una semana en el sur, precisan que han escogido hoteles con piscina en todos los destinos para pasar la tarde tranquilamente entre la tumbona y el chapuzón.
Los 36 grados que hacen ya al mediodía son el prólogo a los 42 que predice la Agencia Estatal de Meteorología, aunque algunas aplicaciones se van a los 44. Esto convierte al Puente Romano en un duro paseo al sol sin posibilidad de sombra alguna.
Una pareja de treintañeros se toma una foto a sí mismos con la Puerta del Puente como decorado. Diego Quirós y Elena Pardo vienen de vuelta de la Costa del Sol para volver al trabajo el lunes en Jaén capital. «Estamos bien acostumbrados al calor también, así que es algo molesto pero nada más».
Pasan solamente una noche. Ya conocían Córdoba de varias ocasiones. Enterados del incendio en la Mezquita-Catedral, se alegran por la no excesiva gravedad del siniestro. En cualquier caso, vienen a disfrutar solamente de una jornada de paseo y gastronomía. «Hemos planeado una pequeña ruta por varias tabernas de la zona».
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Mientras tanto, cerca de la calle Céspedes, en Agrupación de Cofradías, un grupo reducido de turistas se saca fotos intentando que salga la torre de la Mezquita de fondo. Entre ellos están Lucía Moreno y su primo Andrés Castillo, ambos de Valladolid. Han venido a pasar el puente de la Asunción en Andalucía, combinando Córdoba con un par de días en Carmona, donde cuentan con familia.
No conocían la ciudad, donde pasarán tres días y dos noches. «Nos hablaron mucho de la Judería y queríamos recorrerla con calma», explica Lucía. Aunque el calor es intenso, aseguran que lo llevan bien porque han traído sombreros y se han organizado para descansar por la tarde en un cómodo piso turístico con aire acondicionado.
Sobre el incendio en la Mezquita-Catedral, monumento que acaban de visitar, Andrés dice: «nos impresionó saberlo, pero la visita ha sido increíble, no parece tanto el daño en comparación con lo que se veía en algunas noticias». Planean terminar el día con un paseo por el Guadalquivir al atardecer y un espectáculo de flamenco que encontraron anunciado en un bar del centro.
'Photocall' improvisado
En la calle Cairuán, especialmente tranquila, pues casi siempre está llena de gente haciéndose fotos con los estanques de fondo, suponiendo uno los principales 'photocall' turísticos de la ciudad, se encuentran dos jóvenes amigas, Rocío Benet y Patricia Marín. Van desde su Málaga capital a Madrid, donde han quedado con otras amigas para pasar unos días. En su única jornada y noche en Córdoba, quieren visitar la Mezquita, que ya conocían, y callejear por la noche. «Esperemos que los daños por el fuego no sean demasiados».
El calor no las atemoriza, pues indican que el de su tierra, por la humedad, es peor muchas veces. Entre las altas temperaturas y la reciente preocupación por el incendio de la Catedral, Córdoba mantiene su esencia y el atractivo de sus rincones históricos.
La afluencia, aunque más pausada que en la temporada alta, sigue reflejando un constante ir y venir de visitantes. Entre paseos, gastronomía y patrimonio, la ciudad demuestra que incluso en agosto conserva intacto su encanto.
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