Temperaturas
Turistas de julio en Córdoba: «En otras ocasiones hemos visto termómetros con 50 o más grados, así que esto no es nada»
Muchos de los visitantes de Córdoba en estas fechas saben organizar su estancia al refugio y con piscina con aprieta el sol y aprovechando las mañanas y noches para disfrutar de la ciudad. No hay miedo al termómetro
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Córdoba
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Iniciar sesiónDesde hace unos años turistas procedentes de países orientales pusieron de moda la utilización de paraguas -más preciso sería decir sombrillas- para protegerse del sol si visitaban países como España, y mucho más en verano. De esta forma, es común ya ver en Córdoba ... este tipo de recursos contra el rigor de las altas temperaturas en estos días de avisos de alerta naranja. Incluso en ocasiones se puede ver a mujeres mayores de tales naciones con viseras, máscaras que cubren el rostro y gafas de sol, como si no quisieran dejar expuesto ni un trocito de piel.
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Contrastan con ellos los visitantes de la ciudad que pasean de aquí para allá más atentos a la belleza del entorno que a la sombra, como si los rayos UVA fuesen un elemento incordiante, pero completamente secundario y al que no hay que concederle importancia, pese a que uno se puede poner más colorado que moreno. Unos y otros suponen los extremos de un conjunto de veraneantes que, por diversas razones, deciden pasar uno o varios días en Córdoba. Y en pleno mes de julio, donde coinciden la temporada baja y muchos datos de récord en los termómetros (hasta ahora, varios días bordeando los 42 grados de máxima).
«Llevamos tres años parando en Córdoba un día de camino a Conil de la Frontera, donde tenemos familia», indican a ABC la pareja madrileña formada por Teo Alameda y María Requena. «Nos viene con el AVE perfecto y los hoteles o pisos son más baratos que el resto del año». Ambos aseguran que ya están bastante acostumbrados al calor por el que hace igualmente en la capital de España, y no ponen ningún tipo de cortapisas a la visita de Córdoba, salvo evitar salir tras la hora del almuerzo y hasta las ocho u ocho y media de la tarde.
«Somos extremeños y además el parador tiene piscina, por lo que no hay problema, y siempre nos queda el aire acondicionado en la habitación»
«Ahí nos enclaustramos en el piso turístico que reservemos». Por lo demás su plan incluye patear las calles durante horas por la mañana, sin más precaución que alguna parada para beber en una fuente. Ni siquiera se hizo para ellos eso de ir por la sombra e incluso evitar algunas de las horas centrales del día.
Dos parejas de amigos que pasan ya de los 60 años -Gustavo, Amalia, Fernando y Reme- son miembros del conocido programa de amigos de los paradores nacionales, que ofrece descuentos y otras ofertas. Desde hace años realizan varias escapadas a este tipo de alojamientos. Procedentes de Plasencia, donde destacan por cierto que hay un atractivo parador nacional, se han alojado en de la Arruzafa, que ya conocían, al igual que Córdoba. «Es la primera vez que venimos en verano, pero somos extremeños y además el parador tiene piscina, por lo que no hay problema, y siempre nos queda el aire acondicionado en la habitación». Al igual que la pareja madrileña, evitarán las salidas desde la hora de la siesta hasta prácticamente la cena.
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En el entorno del Puente Romano, otras dos parejas de amigos, en torno a la treintena, y naturales de Barcelona (Luis, Laia, Javier y Sofía), se alojan en el hotel Córdoba Center, al que escogieron por la piscina y su situación en el núcleo urbano, tras barajar otros con condiciones parecidas.
«Llegamos ayer por la noche y pasaremos dos noches más, nuestra idea es ver todo lo posible por la mañana desde temprano y hasta la hora de comer, pero pasar la tarde en la piscina tranquilamente». Todos conocían ya la ciudad por separado, pero cuando eran mucho más jóvenes. Es la primera vez que vienen juntos: «Aunque haga mucho calor, nos atrevemos con Córdoba y Sevilla».
En el entorno de la plaza de Maimónides encontramos a Ana y Marcos vienen de Valencia con sus dos hijos de ocho y seis años. Llegaron muy temprano por la mañana y se irán al día siguiente por la tarde a la Costa del Sol, en concreto Estepona, donde han quedado con otros amigos. «Estamos en un apartamento turístico en la zona centro, con aire acondicionado, claro, para pasar las tardes, nuestra idea es aprovechar bien las dos mañanas por el casco histórico, y luego a descansar». En este caso la ropa acompaña: camisetas de algodón, pantalones cortos y gorras. También se ve alguna botella pequeña de agua mineral.
«Estamos en un apartamento turístico en la zona centro, con aire acondicionado, claro, para pasar las tardes, nuestra idea es aprovechar bien las dos mañanas»
En el entorno de la Puerta de la Luna, un trío de amigas mayores llamadas Consuelo, Soledad e Isabel se abanican sentadas en las escaleras cercanas. Y no lo hacen precisamente con debilidad, sino intentando crear una pequeña ventolera para mitigar el sol que aprieta tal y como avanza la mañana. Vienen de Ciudad Real, y Córdoba supone un alto en el camino antes de reunirse en Málaga capital con parte de su familia andaluza, que, según explican, la tienen repartida entres dicha ciudad, Ronda y San Pedro de Alcántara.
El consabido abanico, unos gorritos, botella de agua, ropa ligera y búsqueda de sombra, además de hotel con piscina, en este caso el Hesperia, al otro lado del Puente Romano, las convierten en, quizá, las mejor pertrechadas contra los rigores del clima, a lo que van a añadir en breve, un tinto de verano en el primer bar 'fresquito' que vean, lo que genera una pequeña conversación en torno a la cordobesa denominación de 'Vargas'.
Han venido a Córdoba en varias ocasiones, igualmente de paso, y en verano, por lo que sabían perfectamente a lo que se exponían: «En otras ocasiones hemos visto termómetros con 50 o más grados, así que esto no es nada», bromean. Pasarán toda la tarde entre el aire acondicionado de la habitación y la piscina, que tampoco parece entusiasmarles mucho.
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La fórmula se repite y el atajo para sortear el rigor del calor en las horas centrales del día, aunque se prolongue un poco más a casi la noche, busca guarecerse de la calle en hotel, apartamento o piso turístico. Y a ser posible una buena piscina que contraste la temperatura.
Consciente o no de lo que le espera, cada visitante adapta su paso al compás del calor cordobés. Unos se protegen con ropa ligera y abanicos; todos evitando la tarde. Lo cierto es que, pese a todo, Córdoba sigue seduciendo al visitante incluso bajo el sol más implacable. Y nunca está demás una foto de recuerdo en esos termómetros que son testigos directos.
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