Patrimonio
Un tesoro natural en Palma del Río guardado por murallas históricas
El Palacio de Portocarrero ofrece al visitante del monumento el jardín de cítricos más bello y espectacular de España, con más de 400 variedades
El Palacio de Portocarrero recupera la Puerta del Sol, icono turístico de Palma del Río
Córdoba
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Iniciar sesiónLas murallas del Palacio de Portocarrero no sólo custodian en su interior un impresionante patrimonio histórico. Guardan también un deslumbrante tesoro natural: el jardín de cítricos «más bello y espectacular de España». Así lo define Cristina Ybarra, dueña junto a su marido, Enrique ... Moreno de la Cova, de este monumento.
A lo largo de un paseo por el también denominado Museo Vivo de la Naranja, da argumentos sobrados para la afirmación que hace. Explica que hay otros lugares que también tienen grandes colecciones de cítricos en cuanto a número de variedades pero la suya se ofrece en un marco irrepetible. Este último es fruto de la evolución histórica que llevó una fortaleza almohade, del siglo XI, a acabar convirtiéndose en un palacio renacentista (XVI). En él, se se hallaron también piezas de interés de la época romana.
Ybarra rememora que inicialmente no tuvo claro dedicar el jardín a los cítricos, aunque sí quiso que tuvieran «un papel muy importante» dada la presencia de la naranja en Palma. Posteriormente, tras visitas que hizo a huertos de cítricos en toda España, fue cuando llegó a la conclusión de que «el contenido que tenía de cítricos era importante pero el continente era único». «Y pasé de tener 200 y pico variedades a más de 400 ahora e 'in crescendo' porque a esa cifra hay que sumar dos remesas que han llegado», expone.
El impresionante Jardín del Palacio de Portocarrero de Palma del Río, en imágenes
Valerio MerinoAlberga una espectacular colección con más de 400 variedades citrícolas
Al pedirle que destaque algunas, declina amablemente hacerlo porque «lo interesante es nuestra complementariedad de variedades: las hay con forma de pera, con cuernos, ralladas, está el dragón volador monstruoso, las hay pequeñitas, enormes...». «Lo interesante» del jardín, sigue, es «descubrir su amplio abanico de frutas, olores, sabores o portes de los árboles».
Y se para en la naranja autóctona de Palma, la cadenera. «Es muy importante para nosotros porque somos una ciudad de la naranja», reflexiona. Una placa en esta espectacular zona verde resalta su relevancia. Informa de que «conserva todos los naranjos cadeneros centenarios» del pago de huertas [antiguos asentamientos en las proximidades de huertas, que son una singularidad de este municipio], «posiblemente el más antiguo del lugar».
Fotos: El flamante aspecto de la Puerta del Sol de Palma del Río
Álvaro carmonaEl Palacio de Portocarrero ha llevado a cabo un minucioso trabajo para rehabilitar la torre almohade de su estancia y el balcón plateresco del siglo XVI atribuido a Hernán Ruiz
«Aquí confitamos las cadeneras y las ofrecemos a quien viene a ver el Palacio. Porque aquí el visitante se siente como un invitado al que, por ejemplo, le ofrecemos un zumito recién exprimido», relata. De la fama de los naranjos de Palma da fe un hecho histórico que ilustra también el formidable pasado del Palacio. En él, recuerda su propietaria, se alojaron tres días en 1501 los Reyes Católicos. «Lo llamaron el ''jardín de Andalucía'' y mandaron llevar 140 naranjos dulces desde Palma para repoblar las huertas de la Alhambra», explica.
Ellos son algunos de los grandes personajes que han dejado su huella en el monumento. Baste recordar, por ejemplo, que el Gran Capitán celebró en él en 1489 su banquete de boda. El comedor donde tuvo lugar se puede ver.
«Tenemos más de 400 variedades de cítricos, cifra que va 'increscendo', en un continente único»
Cristina Ybarra
Propietaria del Palacio de Portocarrero
Este vergel se enraíza en la recuperación que ha vivido este inmueble, que es el principal reclamo turístico del municipio, durante casi cuatro décadas. Ybarra rememora que, «cuando nos casamos mi marido y yo», el Palacio, que pertenecía a su familia, era «una ruina devastada. Era 1988». «Mi marido tenía la mitad del Palacio y compró en la familia la otra parte de la ruina y hemos dedicado nuestra vida a ponerlo en valor por un compromiso autoimpuesto de salvación del patrimonio», comenta, para ahondar en la filosofía que les guía: «Tenemos la obligación de transmitir lo que heredas. Dicha transmisión la podíamos haber hecho en ruinas. Pero nos dijimos: ''Arreglaremos el Palacio''».
Nuevos proyectos
«Mi marido tiene un espíritu grande. Y yo vengo de las bellas artes [es pintora], con lo que tuvimos imaginación para disfrutar de lo que sembrábamos: la restauración de una maravilla». Eso, defiende, «da fuerzas para aguantar el embate de muchos años pensando: ''A ver cómo sacamos el dinero, pedimos un crédito, ahora arreglamos esto...''. Lo hemos hecho por amor al arte, sin ayudas». «Hemos tenido también ilusión para crear riqueza en nuestra zona. Porque ésta es mi zona. Soy de Sevilla, nacida en Madrid, pero vivo aquí más, donde tengo mi estudio principal. Me siento palmeña». confiesa.
«Éste es un monumento único. Porque mantiene su esencia. En nuestro Palacio, ves una casa habitada donde todo es verdad. No es un parque temático»
Cristina Ybarra
Propietaria del Palacio de Portocarrero
Ybarra reivindica que «éste es un monumento único». Porque, argumenta, «mantiene su esencia. En nuestro Palacio, ves una casa habitada donde todo es verdad. No es un parque temático donde nadie lo habita». Añade que «tenemos las visitas y albergamos celebraciones de bodas o eventos empresariales [sin ir más lejos, la 'Cavalcade' de Ferrari tuvo una de sus paradas en el monumento el pasado martes]. Y en el Museo Vivo de la Naranja, ofrecemos un conjunto de experiencias, desde las de cocina creativa a las catas de licores, cítricos u olfativas».
Dentro del rescate de este bien patrimonial, Ybarra diseñó en 1994 un jardín hispano-mudéjar «en consonancia con el carácter histórico del Palacio». En 1995, lo hizo realidad «manteniendo el antiguo pago de huertas; conservando el sistema de riego almohade o preservando la alberca de riego que diseñó Hernán Ruiz». Aunque se ha preparado para tener un «bajo consumo de agua» y pese a que dispone de «un sistema de riego por goteo automatizado», demanda «una supervisión diaria».
Lo evidencia su propietaria, cuando para un momento la charla con el periodista, para dar algunas indicaciones a uno de los jardineros que trabaja en él. Regresa y explica que «este espacio es un museo vivo y requiere estar pendientes porque tenemos tanto árboles como variedades en maceta y cada uno requiere un riego o una cantidad de agua diferentes».
Y nuevos proyectos florecen. Hace un mes ha empezado a escribir un libro sobre este jardín y se ha propuesto acercar este bien histórico a colegios e institutos mediante la realización de gincanas -«Hemos empezado con alguna de prueba»- y de juegos de 'escape room'.
Quiere difundir el «valor» de la restauración del patrimonio, que, en su caso, seguirá. Porque, tras rehabilitar en 2023 la torre almohade principal y su balcón plateresco que da a la plaza mayor, tienen, entre sus proyectos, «arreglar una tercera torre [una primera ya fue intervenida previamente]». Serán los nuevos frutos que dará la gestión de unos dueños que salvaron el Palacio de marchitarse y que lo están haciendo eclosionar en todo su esplendor.
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