De cara al Guadalquivir

El río riega a su paso, cual Nilo , fertilizado económicamente a la ciudad, abonando restaurantes, bares y tiendas que mantienen al turismo y a los locales, plenos de vida.

Y me vengo para Córdoba , no sin cierta envidia, porque recuerdo que en mi diario pasear, veo el estado de abandono de nuestra noria romana, ahora emblema de basuras y gatos, del abandono y falta de respeto que le tenemos a nuestro cordobés Guadalquivir.

Hay que tener una visión de ciudad que la lleve al siguiente estadio de desarrollo, y necesitamos un río integra do que fertilize nuestra maltrecha economía .

Empezando por la iluminación, el otro día paseando junto a la Puerta del Puente , otrora la puerta más principal de la ciudad, iba casi a oscuras , los focos del suelo laterales apagados, los frontales de arranque del puente también, de manera que di un traspiés contra un maceton que casi me mato, los turistas alrededor se esforzaban para poder sacar una foto en condiciones.

Si sigues en paralelo al Alcázar toda la ronda de la muralla permanece sola pues no hay luz, con lo que no se puede disfrutar de un paseo por ella para apreciar la estampa de los torreones de defensa, también dejados de la mano de Dios, parte derruidos y con pintadas, cuando una ribera limpia de vegetación y basura, es una fuente de ingresos para la ciudad vía turismo .

Pero es que si cruzas por la Torre de la Calahorra desde donde se tienen una vistas preciosas de la Catedral, hay una cantidad de solares vacíos y desaprovechados cuando debía ser una de las zonas más cotizadas de Córdoba, como lo es la calle Betis en Sevilla.

No podemos permitirnos desaprovechar los recursos tan valiosos y únicos derivados de la situación geográfica y la riqueza patrimonial que tenemos, hemos de ser capaces de hacerla limo de crecimiento del P.I.B. y el empleo de nuestra ciudad.

Otros lo han hecho en ciudades cercanas y a veces no hacen falta obras faraónicas que ningún gobierno, décadas tras décadas, han sido incapaces de terminar, si no que con sensibilidad y motivación política y con objetivos a corto plazo, se consigue transformar estéticamente la cara de las ciudades, que van conformando estampas y rincones que hacen al turismo pernoctar y repetir una y otra vez en el tiempo, su sed de Córdoba.

Córdoba tiene muchas más caras y aristas de las que se nos presentan y hay que desenterrarlas para que puedan brillar en la oscuridad del abandono institucional , de años de peleas entre administraciones de distinto signo, de olvido patrimonial por sus propios habitantes, de falta de aprecio y orgullo, y de todo ello, es símbolo el estado de nuestra noria que de llevar vida y agua al Alcázar de lo Reyes, pasa a ser cuadro histriónico de nuestra historia. Su restauración debe ser un punto y aparte para la transformación de la relación que Córdoba tiene con su río.

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