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Pasar el rato

Vista a la derecha

En Córdoba, el Partido Popular duerme como un niño, acunado por la música de la Alcaldía

Pablo Casado en un acto público BELÉN DÍAZ
José Javier Amorós

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Al PP de Pablo Casado le gustaría ser el PSOE de Pedro Sánchez. Por eso incurre en componendas, apañamientos y sobeos que lo van disolviendo en el otro. Pero la plaza está ocupada, y ferozmente defendida por mercenarios: Podemos, ... Izquierda Unida, Bildu, PNV, ERC. Con algún refuerzo empresarial, clerical y judicial. Hay gente de firmes convicciones tambaleantes en cualquier organización, y gracias a ella puede gobernar en España Pedro Sánchez, el hombre con atributos. Al mínimo y blando jefe del PP no le queda más recurso que congraciarse con el César , ya que tiene difícil sustituirlo. La política es hoy necesidad de afecto, y a ella se dedica gente que no ha obtenido resultados con el psicoanálisis. Piensa uno, que no entiende de política, pero algo ha aprendido sobre la condición humana, que lo que le pasa a Casado es que no sabe lo que le pasa. Viene de Ortega . Parece que le molesta llamarse de derechas, pero tampoco su corazón sangra por la izquierda. Se inclina por el centro como domicilio social, pero el centro es lo que no es, el centro es la nada. No resulta elegante que el columnista pierda la objetividad en sus juicios políticos y se muestre descaradamente parcial. Es más literario, porque con la objetividad se hace mala literatura, pero no está bien. Por eso, aunque no sienta simpatía ni admiración por el joven aspirante a la gloria de centro, no tengo inconveniente en reconocer que se trata de un líder genéticamente subalterno, diseñado por la naturaleza para ser el secretario de sí mismo. El tipo de jefe que se deshace de los que valen más que él, para que no iluminen su vulgaridad. Al contrario que la muerte, el poder pone al descubierto lo peor de cada uno. Si Casado es así en la oposición, asusta imaginar lo que quedaría de él si logra llegar a la Moncloa.

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