Crónicas de pegoland
La vara verde
Pero qué revés tienen algunos en este país, qué pedazo de revés
Protesta ante la Embajada de Estados Unidos en Madrid
Mi señora madre, que suele ser expeditiva para sus cosas en materia de la modelación del comportamiento, sostiene que tal o cual problema producto del tabardillo de un chavalín se solucionaba con un rato de vara verde. Explicación filosófica adquirida de sus largos ... años de docente en la educación pública que se resumía en que mientras más lloras, menos meas. Se me han venido a la cabeza aquellas sabias palabras de mi progenitora, que disponía el lanzamiento de zapatilla inteligente (capaz de doblar una esquina en busca de su objetivo, habitualmente un culo) posteriormente copiado por varios ejércitos para sus misiles aire-tierra, en que en este país nos han repartido pocas bofetadas cuando éramos chicos. Y así nos va.
Vaya por delante que no apoyo la violencia física en materia educativa aunque a veces ganas no me falten. En estas semanas, hemos visto a los niñatos de este país, a diestra y siniestra, pasarse por el arco del orto las medidas básicas de distanciamiento social necesarias para impedir el progreso letal de una epidemia. En unos casos, por no sé muy bien qué pérdida de libertad individual invocada a golpe de cacerolada, que al final van a terminar haciendo la tortilla en el microondas. En el último supuesto, sobre todo en Madrid y Barcelona, por la horrible muerte del señor George Floyd , un vecino de Minneápolis de raza negra, mientras era detenido de forma tremendamente violenta por cuatro agentes de la policía local.
Como nunca hay un tonto sin una misión, miles de personas salieron a las calles el pasado domingo en algunas ciudades españolas denunciando el racismo contra la población afroamericana y la brutalidad de los agentes policiales. Dos problemas perfectamente inexistentes en la sociedad española de hoy. Que efectivamente puede estar pasando en otros lugares del mundo, razón por la cual desde aquí envío mi saludo solidario y, si falta hiciere, la rúbrica en el manifiesto correspondiente como abajo firmante. De ahí a vulnerar unas normas básicas de higiene y sanidad por un problema que nunca van a sufrir, mientras cientos de miles de personas no pueden abrazar a sus familias, debería de hacernos reflexionar sobre qué clase de collejas tendríamos que haber repartido hace ya algún tiempo para poner en su sitio a tanto tonto con ínfulas.
España tiene un problema y es que tiene un ruidoso grupo de niñatos . De gente que no tiene otra cosa en la que pensar que hacerse guerrilleros pero con teléfono caro. Rebeldes con una causa que suele ser un problema inexistente para el que siempre encuentran una solución inaplicable . Gente que se enreda en asuntos irreales, simbólicos, porque no tienen muchas cuestiones de las que realmente quitan el sueño por las que preocuparse. Fartuzcos, bobos solemnes. De los que mi señora madre le hubiese quitado los pegos con una vara verde al grito de «llora, llora, que es por tu bien».
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