LA CERA QUE ARDE
Sujétame el cubata
Cuando todo son afrentas, nada más peligroso que un español salvo una española
Carteles feministas en la estatua de Nerón y Séneca
Hace unos días comenzaron a llegarme fotos de la calle Cruz Conde a oscuras . Lo que al principio fue un mensaje, al rato ya estaba propagándose por todas las redes sociales lo que quiere decir que se convirtió en viral. En viral modo cordobés, ... o sea, como para nosotros. Cuando acordé, mi móvil también estaba a oscuras entre tanta foto a tientas. La calle Cruz Conde es la actual Foro Romano (premio) que ha perdido su nomenclatura fascista y se ha convertido en uno de esos restaurantes de moda en los que comes palpando. El aburrimiento es lo que caracteriza a gran parte de la población occidental y burguesa en la actualidad, por eso nos inventamos restaurantes para saber qué sienten los invidentes, calles muertas pero sin atisbo de franquismo y días internacionales de las mujeres anticapitalistas.
La céntrica calle cordobesa responde al aburrimiento municipal por casi todo lo que suponga hacer algo , y la proliferación de fotos con el acontecimiento del alumbrado escaso refleja ese talante tan ocioso del tiempo atemporal que definen algunos sociólogos y que básicamente consiste en retuitear un meme o una foto mientras preparas mayonesa o ves a Jorge Javier Vázquez . Simultaneidad y ocio. Una calle a oscuras. En unas cuantas horas, hasta un tío de Kansas lo sabe.
Con las guerrilleras feministas ocurre un poco lo mismo: hay que estar muy aburrido para hacer cartelitos y crucecitas y colgarlas en las estatuas cordobesas . Aburridas y con tiempo , cosa que se me antoja un lujo. Yo quiero ser así de mayor: tocarme el toto reivindicativamente hablando mientras recorto cartulinas moradas.
Las fotos de la acción guerrillera también se convirtieron en virales. Como muchas de ellas tienen la misma neurona de un hombre -ya consiguieron pues la igualdad- colocaron cartelitos en la estatua del padre Cosme en la plaza de las Cañas. No me voy a parar ahora a contar quién fue este señor y qué hizo por las niñas y mujeres más desfavorecidas en el siglo XVII. No merece la pena. La gente de una sola neurona solo da para cobrar la subvención y escribir «marichulos muertos» en una pancarta. Como tampoco me voy a exigir al ayuntamiento no ya que haga algo por revitalizar el centro, sino por dotarlo de una iluminación decente.
Cuando hay pavas que insultan a las mujeres que no piensan como ellas y quieren cortarle los testículos a los tíos; cuando un ayuntamiento repetidamente paraliza una ciudad porque ni tiene ganas ni plan para ejercerlo, hay gente, mucha, que se toma esto como una afrenta. Y no hay nada más peligroso que un español cabreado. Bueno sí, una española. Andan parejos, en realidad. Esta semana he visto tanto a chicas como a chicos airados ante la chusma y decir aquello de «sujétame el cubata». En un par de meses estarán de vuelta. Ellas, ellos y sus votos.
Porque les han tocado las partes bajas. O palpado, si van por el centro.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras