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Rafael González - La cera que arde

De San Rafael

Que cada cual celebre la fiesta como le parezca oportuno

HOY no estoy de perol como mandan los cánones porque hace tiempo que el campo me parece un lugar incómodo . Y peligroso . Puede ocurrir que estés asando sardinas, preparando la panceta, cortando el pimiento, y se te clave el manillar ... de un ser humano haciendo «mountain bike» con su casco y todo. El campo era un lugar tranquilo hasta que los ejecutivos de cuentas decidieron soltar la adrenalina vestidos con mallas y cámara portátil. Como mucho podía picarte una garrapata, darte un susto una avutarda o un cuñado cargado de mollate. hora el campo es zona deportiva y de riesgo , y los muchachos que dirigen los designios de vidas y haciendas de la nueva economía de mercado sueltan todo su espíritu depredador sobre dos ruedas en plena Trassierra, La Palomera o las antiguas canteras del Asland. Es por ello que mi perol de San Rafael se traslada desde hace años a un sofá con palomitas y Juego de Tronos , y un par de latas. O al bar del barrio con los niños, la abuela yla morena, que constituyen un núcleo familiar reducido, contemporáneo y urbanita, condición definitiva esta última que hace que opte por la modalidad de perol sin perol, libertario y a mi manera.

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