Salvador Gutiérrez Solís: «Trabajo en otra novela, pero no pasaré el resto de mi vida escribiendo de Carmen Puerto»

Hace un año presentó ‘El lenguaje de las mareas’ y gustó mucho. ¿Le ha obligado a rescatar la primera novela de Carmen Puerto?

Obviamente lo que hace resucitar ‘Los amantes anónimos’ ha sido la excelente acogida que ha tenido ‘El lenguaje de las mareas’ entre los lectores. Es una novela que ha funcionado y está funcionando muy bien, que sigue en las cifras de ventas del año pasado, y que ha conseguido un efecto que me ha emocionado y sorprendido, porque han sido multitud las imágenes que he recibido, de personas que han comprado los pocos ejemplares que quedaban de ‘Los amantes anónimos’ en Wallapop o en mercadillos. Ha sido un poco locura, de tal modo que en Navidad no quedaba ningún ejemplar, era imposible encontarlos. Todo eso ha confluido en que Almuzara lo reedite.

¿Seguirá con su personaje?

Lo que quiero hacer es como una especie no del final de la saga de Carmen Puerto, pero sí de una especie de trilogía en torno a Ayamonte . En todas tiene una presencia más o menos significativa. No como en ‘El lenguaje de las mareas’, en que es abrumadora, pero sí tiene presencia. Lo que estoy escribiendo cierra un conjunto de casos, de historias, de personajes en torno a Carmen Puerto y en torno a una serie de asesinatos y ya empezaré con otra historia.

¿Qué busca en la novela negra?

Lo que realmente me atrae es que la puedes utilizar para decir absolutamente de todo. Tiene algo que no tiene el resto de los géneros, que es el cebo, el anzuelo que le planteas al lector . Puedes hacer una novela negra y hablar del amor, de las relaciones tormentosas, sobre la corrupción política, sobre los medios de comunicación, de la pandemia. Puedes hablar de lo que te dé la gana, porque cabe absolutamente todo. Es un cajón desastre, una muñeca rusa, como quieras llamarlo. En los últimos años, y me llamó la atención el fenómeno de Stieg Larsson , la novela negra ha dado un salto y es muy global. Ya no es el típico detective con problemas familiares , ahora puedes tratar asuntos como el medio ambiente, la corrupción.

¿Puede crear una burbuja el hecho de que ahora se escriban tantas?

No hay burbuja, o si la hay es porque sí es verdad que abundan las novelas negras de mala calidad . Pero se ha creado un consumidor que a diferencia de lo que ha sucedido con otro tipo de novelas que sí tuvieron un auge y saturación en muy poco tiempo, la novela negra se va a quedar, porque tiene esa concepción de globalidad, de abarcarlo todo, no sólo que se solucione el caso. Le puede interesar a cualquier tipo de persona por todos los matices que encuentra.

En su caso hay presentes muchos elementos inquietantes de hoy, como los riesgos del mundo virtual. ¿De qué ha querido hablar?

En ‘Los amantes anónimos’ he querido hablar de cómo este deseo por hacer cumplir nuestras fantasías puede llegar a que pasemos un límite, y también de un hecho que para mí es fundamental. Carmen Puerto nació con esa intención, que es la soledad, que hemos creado. Estamos hiperconectados , con 5.000 amigos en Facebook y sin embargo estamos terriblemente solos, como le sucede a ella. Quería contar cómo es este tiempo de soledad e hiperconexión, que nos debería abrir a la conexión real como seres humanos.

¿Teme sentirse esclavizado por Carmen Puerto cuando no dejen de pedirle más aventuras suyas?

Ahora mismo estoy concentrado en escribir la tercera entrega , para que el año que viene le llegue a los lectores, pero tengo otros proyectos. Incluso de querer abordar otros géneros que nunca he abordado. Y también tengo proyectos de recuperar tonos que he empleado en el pasado. Lo que me falta es tiempo, pero la intención y las ganas están ahí, y doy por hecho que no voy a pasar el resto de mi vida escribiendo novelas de Carmen Puerto, eso lo tengo clarísimo. Tras la trilogía descansaré y escribiré de otras cosas, pero no escribiré de forma exclusiva y monotemática sobre Carmen Puerto.

En los últimos tiempos también ha triunfado en Twitter con narraciones de ficción en hilos. ¿Qué le ha llevado a utilizar esta herramienta para contar, y qué ha aprendido?

Me llevó a escribirlo la casualidad, el partir de un hecho real, que me sucedió: mi vecino se fue y dejó el despertador programado. Dejé de tener festivos y fines de semana, todos mis días eran laborables. Ese hecho lo transformé en la historia del perro Lucas . Todos han partido de un hecho concreto, real, que he vivido muy cerca, en mi entorno. Lo que he aprendido es que como explica Irene Vallejo en ‘El infinito en un junco’, que me apasionó leer en el confinamiento, la literatura se han adaptado. Empezaron en hojas, y pasaron a arcilla, y a roca, a piedra, a papel, a madera. Y ahora ha pasado al móvil, al mundo virtual, porque es lo que ha hecho a lo largo de toda su historia la palabra, el libro, la narración. De la oralidad a todos los soportes con los que se ha ido encontrando. Salvo el matiz de que tiene un poco de sudoku de encajar las palabras , me enfrento a los hilos como si fuera literatura, porque lo entiendo como literatura.