POLÍTICA
Rosa Aguilar o el instinto de supervivencia político
Lo ha vuelto a hacer: la exalcaldesa encadena su tercera consejería de la Junta, ahora al frente de Justicia
R. AGUILAR
La capacidad de Rosa Aguilar para sobrevivir en el mundo de la política es inagotable. Ella siempre parece que pasaba por allí, justo por el lugar en el que se deciden los cargos y se le ponen nombres a los titulares de las responsabilidades ... públicas. Esta semana ha vuelto a ocurrir: la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha remodelado su gabinete y entre las bajas no se encontraba -¿alguien es capaz de sorprenderse?- la exalcaldesa de Córdoba.
Como entre sus virtudes también se halla la multidisciplinariedad, la encomienda que ha recibido de Díaz es ponerse ahora al frente de la Consejería de Justicia. Ironías aparte, su formación como abogada y su experiencia como letrada laboralista antes de dar el salto profesional a la política en los ochenta en Córdoba pueden venirle muy bien. Con éste, Aguilar suma tres puestos de máxima responsabilidad en consejerías de la administración autómica: ya ha sido titular de Obras Públicas y de Cultura.
El primero de estos dos últimos puestos fue el que la delató, porque significó su marcha de la ciudad, o lo que es lo mismo, la renuncia a la Alcaldía de Córdoba, a su militancia en Izquierda Unida y su entrega a los brazos del PSOE con el que llevaba meses, si no años, coqueteando. Era abril de 2009 y el entonces presidente de la Junta, José Antonio Griñán, la llamó para que se incorporarse a su gabinete. Y ella aceptó. La gente que la había votado, los ciudadanos que llevaban casi diez años viéndola como su alcaldesa y la militancia de IU a la que dejó en la cuneta sólo obtuvieron por despedida una carta enviada a los medios de comunicación. Y no a todos.
Aguilar tiene las miras altas y quienes la rondan lo saben: José Luis Rodríguez Zapatero la nombró ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino en octubre de 2010. Y Susana Díaz, ya encumbrada en el Gobierno regional, la llamó en 2015 para que tomase las riendas de Cultura, consejería en la que ha mandado hasta esta semana.
Su cualidad camaleónica viene desde su juventud. Todo empezó en 1987, cuando se estrenó en las responsabilidades públicas al obtener su primer acta de concejala con Izquierda Unida. En esa etapa municipal fue responsable de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de Córdoba.
Su carrera política empezó en 1987 como concejala: Anguita pronto la arropó en Sevilla y en Madrid
En 1991 abandonó la vida municipal por primera vez para dedicarse por completo a su escaño en el Parlamento Andaluz, donde estuvo hasta 1993, año en el que consiguió un puesto como diputada nacional en el Congreso: allí y a la sombra de Julio Anguita, estuvo hasta 2000. En 1999 regresó a Córdoba para encabezar la lista de IU a la Alcaldía y apeó a Rafael Merino (PP) como titular del bastón de mando gracias a una victoria insuficiente pero útil gracias a un pacto de gobierno municipal con el PSOE de José Mellado.
El resto de la historia es bien conocida por reciente: Rosa Aguilar permaneció en la Alcaldía hasta 2009 con una suerte irregular en las urnas pero suficiente para mantenerse en el poder mediante acuerdos más o menos estables con el Partido Socialista, que entonces era un aliado y ahora es su casa.
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