Los residentes de Parque Figueroa lamentan el mutismo sobre el brote de legionela

El desasosiego era evidente entre el resto de los ancianos. «No hay derecho a esto: somos personas y nos merecemos una explicación . Si hay un problema tenemos que saberlo de primera mano, porque los que nos podemos contagiar somos nosotros », comentaba un vecino de la zona de Santa Rosa que lleva viviendo en la residencia desde 2013 y que prefiere mantenerse en el anonimato.

Los residentes atan cabos ahora. «Es verdad que cuando empezaron los cortes de agua caliente hubo compañeros que se tuvieron que mudar de habitación . Les explicaron que el cambio era por motivos de seguridad pero nada más. Hoy ya sabemos a qué se referían», indica José P. M., que aprovecha en un banco los rayos de sol que las nubes dejan a su aire. Contrariado, muy molesto, José, octogenario de cuerpo recio y rostro entero es de los que piensan que hay gato encerrado .

M. C. B. sólo quiere hablar amparada por sus iniciales. Su hija menor está con ella, como cada miércoles y cada viernes. «No tengo palabras. La legionela es una cosa muy seria para tenerla en secreto. Alguien tendrá que dar explicaciones, sentarnos a todos como hacen para cualquier actividad y ponernos al día de todo . Si no, vamos a tener problemas», resume.

A su lado asiente Carmen L., aunque matiza sus palabras. «Estás diciendo las cosas a medias, perdona que te contradiga. Porque en una reunión semanal sí que nos informaron de que había habido un pequeño brote pero que no tenía consecuencias . Si no le dieron más publicidad sería porque lo solucionarían rápido. Fíjate que sin agua caliente estuvimos muy poco tiempo», tercia.