Los regantes de Córdoba encaran su tercer año consecutivo sufriendo restricciones de agua

La reducción de las dotaciones , que se realizarán a través del desembalse de 600 hectómetros cúbicos, es la tercera consecutiva que sufren las comunidades de regantes. En 2020 la CHG dio su visto bueno a la concesión de 4.850 metros cúbicos por hectáreas, lo que representaba una caída interanual del 10 por ciento. Al año siguiente el descenso fue del 42,2 por ciento, hasta llegar a los 2.800 metros cúbicos. La bajada en esta ocasión se sitúa en un 37,5 por ciento. Esto quiere decir que en el último trienio la dotación de recursos hídricos al campo se ha quedado en un tercio.

Los regantes reconocen que las perspectivas para esta campaña eran incluso peores a principios de año . Las precipitaciones registradas en marzo y en abril han ayudado a cambiar ese escenario de extremo pesimismo. Sumando los datos de ambos meses se comprueba que se han registrado 169,5 litros por metro cuadrado , según los datos del observatorio meteorológico ubicado en el Aeropuerto de Córdoba. Es el doble del agua que cayó en ese periodo en 2021 y un 43,4 por ciento más que en la media de la última década. Estos números contrastan con los apenas 2,1 litros que se recogieron en enero y en febrero.

«Se presenta una campaña muy complicada para los agricultores porque muchas producciones van a estar en entredicho». Así lo aseguraron a ABC fuentes de Asaja , quienes indicaron que «las dotaciones aprobadas por la CHG, con las que tenemos empatía por la situación desesperante que vive la cuenca debido a la sequía, han condicionado los cultivos que se han sembrado y también las cosechas, que se verán mermadas». Desde la patronal agraria se informó de que hay cultivos , como es el caso del maíz , que se han descartado este año por su elevada necesidad de agua que alcanza los 4.000 metros cúbicos .

Ante este panorama, Asaja lleva tiempo reclamando al organismo regulador dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico distintas medidas , como es la agilización de los procesos administrativos para que los regantes puedan contar en sus plantaciones con balsas de almacenamiento de aguas fluviales que « permiten regar en periodos de falta de lluvias como el actual». La organización también recordó su demanda histórica de elevar la superficie de regadío en Córdoba.

Por su parte, el secretario general de la Asociación de Regantes de Andalucía ( Feragua ), Pedro Parias, también hizo referencia a las condiciones « especialmente difíciles » para el ciclo estival por la menor producción que se espera, aunque «estamos satisfechos debido a las cantidades que se preveían en febrero». A su juicio, «la actual situación va a exigir mucha coordinación entre la Administración y lo usuarios a fin de que las dotaciones lleguen a las comunidades, ya que es posible que algunas de ellas se queden sin recursos en julio o en agosto».

Parias subrayó que este año se ha sembrado más girasol al requerir menos agua , pero también por los mejores precios derivados del conflicto armado en Ucrania . Este dirigente abogó por una mayor flexibilidad para poder aprovechar los recursos subterráneos como complemento, así como por la realización de obras de regulación previstas desde hace bastantes años, como es el caso del embalse de San Calixto, en el término municipal de Puente Genil, o la puesta en marcha de un plan de balsas en las zonas regables para acumular agua procedente de las lluvias y las escorrentías.

La comunidad de regantes del Genil-Cabra es una de las más importantes en Andalucía al contar con unos 2.400 socios que trabajan unas 24.000 hectáreas repartidas por los municipios de La Rambla, Santaella, Montalbán, Puente Genil y Montilla. Su presidente , Julio Valcuende, optó por el optimismo al indicar que «intentaremos superar el verano como podamos gracias, en gran parte, a nuestro alto grado de tecnificación con la utilización del sistema del riego por goteo ».

Según explicó, los productores de la zona ya empezaron a tomar en octubre sus decisiones de siembra dada la situación de sequía que ya se registraba entonces, de modo que se optó más por cultivos como el olivar o el almendro y se dejaron fuera otros con más exigencias hídricas como el algodón, el maíz o la patata. Valcuende mostró su preocupación con los fuertes incrementos de los costes derivados de la electricidad, los carburantes, los fertilizantes y la mano de obra.