Crónicas de Pegoland
Le muñeque
El andaluz no existe. Hay hablas andaluzas. Y son diversas y ricas
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a quien se ha reprochado su acento andaluz
De niño, la abuela que cuidaba de mis vecinas del bloque aseguraba que no podían salir a jugar a la calle porque estaban con « le muñeque ». Aquella buena mujer, que en ocasiones nos daba de merendar, utilizaba la «e» final a cada rato. ... No sería hasta años después que me sentaría frente al Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA), un trabajo realizado a partir de los años sesenta del pasado siglo que sistematizó los estudios sobre las hablas de esta tierra con unos detallados mapas que se dedicaron a cargarse todos los tópicos, demolidos uno tras otro, sobre eso que llamamos impropiamente el andaluz . Aquella mujer era natural de Puente Genil , lo que Dámaso Alonso en un viaje de vinos y fiestas con Ricardo Molina , había llamado la «Andalucía de la e». Que aún se usa en no pocas ocasiones en algunas localidades del sur de Córdoba y el norte de Málaga.
En realidad, no existe un andaluz sino hablas andaluzas, con muchos rasgos compartidos en toda la España meridional. Desde el ALEA se pudo comprobar, por ejemplo, que en la mayor parte del territorio de la comunidad se distingue entre ese y zeta . Ni se sesea, ni se cecea. De hecho, ni siquiera los rasgos que aparecen en el imaginario como propios de las hablas andaluzas, como la pérdida de la d final entre vocales (el «estao» de la ministra Montero), constituyen un rasgo exclusivo de las formas populares de usar el español en Andalucía. Mariano Rajoy , que es gallego, lo hacía a diario en sus comparecencias sin tanta alharaca.
Andalucía es tan rica y tan diversa que desmiente a los imbéciles. La ch aspirada que tantas veces vemos como ejemplo andalucérrimo, como «mushasho», apenas se utiliza en una franja muy concreta de territorio. La pérdida de la consonante final de la palabra, particularmente de la ese, está tan extendida en los usos de la península que no puede entenderse como propia. Un informe citado por la Universidad de Sevilla ha establecido hasta once formas distintas de pronunciar la vocal previa a la ese. Una de ellas es el alargamiento vocálico , que se da también en el singular, tan característico del habla de parte de la provincia de Córdoba. Sobre todo, en su capital.
Todos los que han escrito algo razonable del asunto aseguran que las hablas andaluzas se transforman. Existe una forma privada, familiar, en el que se dan rienda suelta a las particularidades locales. Existe también un andaluz culto , aceptable en términos sociales, que se ha fijado con el tiempo como un canon tolerable en los usos y costumbres de los que ocupan el debate público. No verán a muchos representantes públicos usando el heheo de Montalbán o Montemayor en intervenciones públicas a pesar de que lo utilicen en privado. Porque, al igual que existe un señalamiento estúpido del que se sale de la norma castellana, nosotros mismos, los andaluces, hemos caído en la trampa de no escuchar con orgullo las hablas del pueblo.
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