Suscríbete a
ABC Premium

EL NORTE DEL SUR

El trasquilón

El corte de pelo inaplazable queda resuelto por la vía doméstica, la lavadora se estropea, la colonia se agota

Un barbero protegido por un traje contra el coronavirus pela a un hombre en Indonesia REUTERS
Rafael Aguilar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Y encima tiene que aguantar uno que a las contadas personas con las que se cruza por la calle se les note la risita contenida aunque lleven mascarilla, que las hay ya hasta tuneadas con el escudo del Córdoba o con alguna que otra ... talla de las que se ha quedado sin salir esta Semana Santa . Sí: es un trasquilón de libro, o dos mejor dicho, uno a cada lado del cuero cabelludo. Si ni el Gobierno ni su gabinete de expertos vieron venir la crisis tampoco se la olió aquí el del pelo rasurado al hachazo casero, así que no hay por qué acomplejarse por la falta de previsión. El mejor día para ir al barbero siempre es el siguiente al que uno lo piensa, de manera que corriendo las hojitas de la agenda llegó el momento en el que cuando la visita era ya una cuestión no de apariencia ni de decoro sino de pura higiene resulta que el peluquero de siempre y todos los de nunca estaban cerrados. Hubo un conato feliz al principio de que iban a permanecer abiertos, de que Sánchez , ese estadista, había tenido a bien considerar al gremio de las tijeras como un servicio esencial. Pero aquello fue un espejismo, como lo de que el confinamiento iba a durar solo dos semanas. Y llegó el instante, anteayer, en el que hubo que tomar una decisión inaplazable: o tirar de la gomina, en cuya compra se ganó el de las melenas silvestres más de una mirada turbia del señor del carrito de al lado porque no se trata de un producto de primera necesidad —eso depende, caballero, si me lo permite—, o arriesgarse a convertir el cuarto de baño en un salón de belleza doméstico en el que quien sostiene la maquinilla de rasurarse la barba es el mismo que sufre a diario la burla por el pelamen. Estas cosas tiene que hacerlas uno en soledad como buen Robinson Crusoe , que contaba con la ventaja de que si no atinaba con el instrumento tampoco es que se fuera a encontrar en su isla a mucha gente que se diera a la chanza.El hecho es que la maquinilla entró a sus anchas por el lado izquierdo y luego por el derecho de la cabeza, de tal modo que el resultado fue pronto un despropósito que uno espera que esté enmendado cuando aquí el heredero de Churchill dictamine que la desescalada ha concluido.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia