Rabia y pena

Cuando Jesús , así se llamaba el personaje, se acercó a Jerusalén a celebrar la fiesta de la Pascua , el pueblo lo recibe con palmas de olivo y alegría. Sin embargo, el llamado Sanedrín , la Corte Suprema de la ley judía, no lo veían así. No les interesaba juzgarlo de manera objetiva.

Temían que les quitara poder e influencia. Sin base alguna lo acusan ante el invasor de todo cuanto pueden. Y usando influencia, poder y medios, consiguen que el pueblo, eso que llamamos masa, cambiara de opinión. Sabían que un pueblo con hambre y sin base cultural es un pueblo manejable. Consiguieron que quienes lo recibieron con palmas, pidieran la muerte de cruz para Él y amnistía para el ladrón.

Esa es la historia. Recordándola me preguntaba: ¿hemos progresado? ¿A mejor? En estos días vemos como un sátrapa invade un pacífico país, matan y secuestran a niños y a cuantos se defienden, violan a niñas y mujeres, destruyen todo lo que encuentran y cambian a peor la vida de millones de personas inocentes que abandonan sus raíces para evitar la muerte.

El pueblo donde el canalla invasor y dictador manda, no lo ve así. No hay libertad y le han dicho que invaden ese país porque sus habitantes son fascistas y malos por naturaleza , a los que conviene, aislar, matar, violar y arrasar. Y se lo han creído. Pero lo peor es que en España hay quienes, creyéndose demócratas, defienden el sistema político implantado por el sátrapa.

La incultura no es exclusiva de países subyugados por dictadores. Súbditos y esclavos del poder los hay en todas partes. Siento rabia por lo que veo y pena por España.