Rafael Díaz Vieito - DEPENDE...
ADN, promesas y justicia
Los cambios en las ordenanzas fiscales del Consistorio mejoran la cicatera idea inicial, pero no todo el monte es orégano
José María Bellido en su despacho de Alcaldía
Aún a riesgo de resultar repetitivo, y aprovechando que la Convención económica del PP pasa hoy por el Guadalquivir, resulta inevitable hablar una vez más de impuestos municipales y ordenanzas. Tras conocer la oferta del gobierno municipal para tratar de conseguir su aprobación con ... el imprescindible apoyo de Vox, no he podido evitar sentir cierta, solo una cierta, satisfacción. Las novedades mejoran de modo notable la bastante cicatera idea inicial, pomposamente publicitada como una histórica bajada de impuestos , que defraudaba las expectativas generadas tras el resultado electoral a la luz del programa del partido ganador. Masiva o no, hay bajada y así hay que reconocérselo a sus artífices , el responsable de la Hacienda municipal reformulando aspectos muy criticables y quien con sus exigencias ha provocado la reacción, o parte de ella.
Sin embargo, no todo el monte es orégano y el proyecto no recoge la bonificación máxima prevista en la ley para las adquisiciones hereditarias de bienes urbanos entre parientes cercanos. Vuelvo sobre lo mismo y, como diría Umbral, a hablar de mi libro. Quienes hereden inmuebles urbanos en Córdoba, salvo en supuestos bastante infrecuentes (se limita a viviendas habituales y se exige el requisito de convivencia con el fallecido: olvídense de las bonificaciones quienes se hayan ido de casa…), deberán seguir pagando por heredar, lo cual resulta incomprensible, máxime después del esfuerzo presupuestario que Juan Bravo, consejero de Hacienda y auténtica revelación del gobierno andaluz, ha hecho para poder cumplir una de las principales promesas electorales a los andaluces.
Pablo Casado repite una y otra vez que el ADN del PP se caracteriza por la bajada de impuestos y se presentará hoy en Córdoba anunciando que, de gobernar, suprimirá el impuesto de patrimonio y los impuestos a herencias y donaciones : bien por él. El programa popular en las últimas elecciones recogía de manera terminante la inmediata aplicación de las máximas bonificaciones en las plusvalías y entre las medidas anunciadas para los primeros cien días de gobierno se leía esa promesa, ya incumplida. Recogiendo la esencia de ese ADN popular, en la campaña electoral el hoy alcalde afirmó que « la plusvalía es un impuesto injusto cuando afecta a familias . Porque ese patrimonio ya lo ha estado pagando la familia en impuestos para tenerlo y no se puede dejar que haya otro impuesto municipal por el que se tenga que pagar más de lo que se pagaba por sucesiones y donaciones, en algunos casos». Claro, contundente e irrebatible.
Como viejo, dentro de poco viejísimo, votante del PP no puedo dejar de preguntarme una cosa: ¿Cómo es posible que una vez logrado el gobierno defendamos mantener un impuesto que creemos injusto , en contra de nuestras reiteradas promesas, contraviniendo el núcleo esencial del ideario que se supone que defendemos? ADN, promesas y justicia: un cóctel que merece una reflexión.
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