La plaza de toros de Córdoba busca estabilidad e ilusión tras seis empresarios en dos décadas

Después de cinco años, la FIT , pese a su buen propósito inicial, no ha conseguido levantar a una afición hastiada de una situación de dejadez, que apenas ha encontrado amparo año tras año. Ciclos menguantes en cantidad y calidad que han hecho que la feria taurina cordobesa haya dejado de sonar con rotundidad en la programación anual para convertirse en una ciclo más, si cabe, sin importancia.

«Queremos agradecer a la FIT el cumplimiento que ha tenido con la sociedad de propietarios», concretó Rafael Centeno , presidente de la sociedad de accionistas del coso cordobés. En esta línea, significaba que, una vez había expirado su contrato, «queríamos escuchar otras propuestas» y que «entendemos que ahora era el momento de un nuevo aire », en alusión al compromiso que se va a asumir con el nuevo empresario. «Hemos tenido una relación fantástica con la FIT, siempre cordial, pero ahora afrontamos esta nueva etapa con la máxima ilusión. El proyecto de José María Garzón ha sido el que más se adecuaba a los que buscábamos para Córdoba», concluye.

La historia contemporánea de la plaza de toros de Córdoba deja tras de sí a seis gestores en las últimas dos décadas, cada uno con sus particularidades. El actual consejo de administración de la sociedad de propietarios ha heredado en su gestión un contrato, con la FIT, que fue prorrogado, ejerciendo el derecho a un año posterior al que ahora se ha puesto fin. Se puede decir que José Luis Garzón va a ser el primer empresario elegido por la nueva directiva.

Con el anterior consejo, presidido por Tomás González de Canales , se sucedieron cuatro empresas. Antes de la FIT, también pasaron por los Califas Ricardo Ramírez , con Ramgertauro, la casa Chopera , que sólo estuvo un ejercicio, y José María González de Caldas , operando con Taurotoro. Antes de ésta, fue Paco Dorado el que ejerció de empresario, aunque su contrato fue rubricado por el anterior presidente, Mariano Guerrero.