Patada en la puerta

Puso el pañuelo palestino en la finca de Las Turquillas para reclamar a Defensa que la destinara a cultivos y una vez hasta alentó a los suyos a robar comida en un supermercado sin escatimar empujones a la cajera . Era 2012 y había muchos hogares en Andalucía con problemas para llenar los platos, pero Cáritas y algunas asociaciones más no necesitaron discurrir mucho para ver los colmillos de la demagogia debajo de la piel de la solidaridad, así que le dijeron a la gente del SAT que recibían muchos alimentos donados de buena voluntad y que no iban a tocar nada robado.

En la gira de aquella serie, por momentos tan estival y divertida como «Verano azul», llegaron Sánchez Gordillo y Diego Cañamero a Córdoba, y los recibió la parte de la Junta que estaba desde hacía poco en manos de Izquierda Unida , y donde figuraban más o menos los mismos que tres años después recuperaron poder en el Ayuntamiento .

La historia que ahora ha destapado el Gobierno municipal de los pisos ocupados se parece un poco a aquello que la gente de Izquierda Unida llamó «expropiación» al sistema capitalista. Sánchez Gordillo incitó a los suyos, ya que fue tan astuto de no entrar ni tocar nada personalmente, a que saquearan la propiedad ajena, y su gente de Izquierda Unida, los mismos que lo recibieron con abrazos en aquel agosto en que entretuvo tantas tertulias y artículos, también premian, y esta vez con dinero público, un hecho delictivo.

Es muy simple: hubo gente que usurpó pisos que pertenecían a los bancos. Parece un acto de justicia popular por aquello de «casa sin gente, gente sin casa», pero si tiene adjetivos no es justicia. El Ayuntamiento de Córdoba llegó a un acuerdo con una de aquellas entidades y con la Sareb , el llamado «banco malo» por quedarse con los activos tóxicos, para alquilar casas que a su vez serían para alquiler social de personas que no pudieran pagar otra cosa. El problema es que ya estaban viviendo allí, y Vimcorsa , y con ello todos los cordobeses, enseñaba que el camino para conseguir ayuda es hacerse la justicia uno mismo y después conseguir una subvención ilegal .

En el asunto cabe toda la demagogia cursi del mundo, pero la demagogia suele mentir: el Ayuntamiento del PSOE y sobre todo de Izquierda Unia y quienes ocupaban casas no hacían daño a los bancos ni al capital, sino a los que sí necesitan una vivienda y tienen que hacer lista de espera . Después de tantos años en que IU presumió de construir viviendas sociales para hacer justicia, no ha quedado más que la cultura garbancera de apuntarse al sorteo de la uvepeó al cumplir los 18 años. Al final lo mejor para conseguir una vivienda cuando no hay recursos es meterse en una casa y pedir a papá Ayuntamiento que haga un apaño tan legal como la misma patada en la puerta .