El ocaso previsible de los toros en Córdoba

Lo más relevante cayó de la mano de Juan Serrano , que el viernes revalidó de manera contundente su condición de torero único, tocado por una inspiración estética . Con una faena construida con conceptos maduros de su tauromaquia, el torero de El Arrecife conformó una obra exclusiva ante un animal que no dio para más de sí. Finito entendió al de Juan Pedro Domecq con solvencia y anduvo muy por encima de su enemigo. Sin duda, la faena de la Feria que fue premiada con una oreja de mucho más peso que la obtenida por un Juli que, una vez más, volvió a mostrarse sumamente efectivo y práctico. El madrileño, que también tocó pelo, se mostró muy dispuesto y voluntarioso ante su lote. Aprovechó sus opciones tal y como estas se presentaban con un mando más que reconocible. Irreprochable su actitud y toreo , pese a que no llegara a calar tanto como lo ya mencionado. Morante estuvo en Córdoba aunque apenas se le vio. La mala suerte con su lote y la desgana que eso motivó provocó una actuación efímera e insulsa.

El día anterior, el jueves, se abrió el portón de cuadrillas para que la terna compuesta por Ferrera, De Justo y Marín inaugurasen la feria. Tarde de emociones, por el regreso de Ferrera, que pudo cortar una oreja en una faena donde se encontró consigo mismo antes de volver a rozar el cielo de Madrid el sábado. Con oficio se mostró Marín, que también arrebató una oreja. Lástima para De Justo , que se presentaba con unas credenciales más que reconocibles.

Durante la última tarde, dedicada al toreo de rejones, triunfó Pablo Hermoso aunque fue su hijo Guillermo el que mejor anduvo con su lote, pero malogró en el último tercio. En lo ganadero , se puede decir que ha sido una Feria de poca chicha , como el ciclo mismo. No ha habido un toro completo como tampoco ha habido un triunfo pleno que llevarse a los titulares. Es una lástima pero este ocaso taurino se veía venir. Ahora toca enmendar y trabajar con más antelación .