LA CERA
Las nutrias
Lanzallamas va a necesitar Sadeco para limpiar el río
Suciedad en el río Guadalquivir
Hace algunos años fueron vistas unas nutrias en el río a su paso por nuestra ciudad. Entonces nuestra ciudad en realidad no era nuestra sino de un triunvirato que manejaba vidas y haciendas. Los cordobeses vivían felices en esa senequista zona de confort. Las ... nutrias, casi con su etiqueta de leyenda, se supone que también. Desde aquel entonces han sucedido muchas cosas y no sé si más nutrias, pero quedan mamíferos de tal especie en el Guadalquivir cordobés y deben ser nutrias mutantes . Comen toallitas desechables, hacen sus nidos con preservativos fluorescentes y afilan sus dientes con raíces de chilamates, hormigos o cedros guatemaltecos. Existen un desorden selvático en la ribera fluvial donde antes solo hubo juncos y poco más. Las nutrias actuales son especialistas en la caza del mosquito tigre, como a su vez, el mosquito tigre es especialista en la caza del turista que se toma una copa en el Sojo.
Conviven con las ratas pardas, negras, noruegas y grises que tienen repartidas varias colonias desde el Molino de Martos hasta Casillas, y a veces, en las bocas de los colectores, suelen tener problemas territoriales con los caimanes albinos, descendientes del de La Fuensanta. Los caimanes albinos poseen mala vista, cosa que la nutria aprovecha para venderle acciones del Córdoba CF y sirlarles el siluro ummita que en ese momento iba a ser el almuerzo del caimán. Las nutrias son muy listas. Las mutantes, aún más: han desarrollado un instinto de supervivencia a la Confederación, Sadeco y la Consejería de Medio Ambiente , entes mutantes también a su paso por los Sotos de la Albolafia o el Puente de El Arenal. Una de las habilidades de las nutrias cordobesas es su sentido del humor: si en un pleno todos los grupos políticos aprueban por unanimidad la limpieza del río, las nutrias se parten el rabo de risa, produciendo un sonido que muchos ecologistas en acción confunden con el ritual de apareamiento pero que en realidad tiene que ver más con la capacidad de observación que las nutrias poseen sobre los acuerdos plenarios por unanimidad, bien sea contra el cambio climático que sufre Alcolea o a favor de un hermanamiento con el archipiélago Tristán de Acuña.
Las cabras y las ovejas ya no quieren pastar por la Ribera . Tienen miedo de las toallitas desechables, los preservativos con sabor a chicle, las raíces de baobab, el limo de pañales para la noche, los mosquitos dientes de sable o las propias nutrias mutantes. Aparte de que ya no quedan apenas pastores por culpa de la política ganadera europea y el Instagram. A ver qué pastor desea hacerse un selfie. En estos años, el Ayuntamiento les ha montado a las nutrias (y a los nutrios) el Festival Riomundi , muy necesario para poner en valor el río. Ahora parece que el festival será para Sadeco , que se va a tener que poner las botas catiuscas y pedir prestados lanzallamas en Cerro Muriano para despejar el entorno fluvial de toallitas, mosquitos de Bengala y corresponsabilidad administrativa. Las nutrias miran, expectantes, para devorar lentamente el nuevo acuerdo municipal unánime. Se las saben todas: llevan muchos años observando lo mismo y dándose atracones de toallitas para el culo .
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