Uno de los nuestros

Si ustedes están pensando en el enchufismo es hora que dejen sus perjuicios a un lado. Analicen con detalle el currículum de más de uno y comprobará que la suya es una formación ad hoc, una carrera para lo público, un itinerario de compuertas abiertas a golpe de carnet. Eso no es enchufismo, es más un tratado de paciencia elaborado por quienes saben que los tuyos ya trabajan por ti, te sacaran del ostracismo y otra vez a diseñar una realidad de progreso social, de cambio ante la injusticia que cometieron «los otros» dejándote en el banquillo.

Deberíamos valorar más a nuestros políticos y seguir su ejemplo de retiradas discretas y apariciones puntuales, siempre para mayor gloria de gestiones trasparentes en equipo, por el bien de los que menos tienen. En la ciudad de Córdoba hay un diez por ciento de personas que viven en pobreza energética, un estudio encargado por Vimcorsa así lo demuestra. Los datos son fruto de una encuesta realizada entre 1.400 cordobeses y la firma uno de los suyos, «Lolo» Silva, militante de IU en el que convergen habilidades profesionales como la dirección del deporte municipal en la ciudad de Sevilla y las visitas a Cuba a cargo del erario. Qué sorpresa tan desagradable para Alba Doblas, presidenta de la empresa municipal de Vivienda, indignada se ha mostrado ante la denuncia de la oposición del PP. Cómo pueden los populares cuestionar el estudio por proceder del clarividente compromiso de uno de los suyos, un hombre para la acción social, sensible a la carencia, alguien criado en las ubres inagotables de lo público. Qué sorpresa.

Anoten casos de relaciones políticas que no devengan en favores en primer, segundo o tercer grado de consanguineidad. Hay pocas excepciones. La política en las últimas semanas parece en Córdoba más bien una agencia de colocación. Algo que además traiciona a la pluralidad porque entre ellos solo se conocen ellos y va por sectores. Hoy tú, mañana yo. No hay ventanas al exterior, fuera está lo diferente y no quieren ver amenazada su propia versión de los hechos. No existe partido político que no opere el milagro diario de satisfacer a los suyos con pequeñas o grandes prebendas porque la arquitectura difusora de idearios (votos) hay que mantenerla y asegurarla. Es una clientela VIP a la que conservar contenta. Ellos que un día lo fueron todo, tienen mucho que ofrecer.