Un modelo que es la leche

Únicamente con ese término puede definirse cómo la iniciativa de 22 hombres de campo en Pozoblanco en 1959 acabó transformándose en la que hoy es sexta cooperativa agroalimentaria de España por ventas, pese a las dificultades. Porque sus fundadores quisieron impulsar una potente sociedad agroganadera desde un territorio con carencias naturales (escasa fertilidad de sus tierras, precipitaciones limitadas o una cabaña de vacuno pequeña) y de comunicaciones. Era un pulso a la lógica, a la que doblaron el brazo con la fuerza de la ambición y una mentalidad revolucionaria. Porque se hizo grande nutriéndose de unos principios aplicables actualmente a mitigar la anemia económica de nuestra provincia: huyeron de los localismos y tuvieron altura de miras.

En cuanto a lo primero, a los cinco meses de impulsar la «Cooperativa Ganadera de Pozoblanco» le cambiaron el nombre por el de «Cooperativa Agroganadera del Valle de Los Pedroches». Y es que sus creadores aspiraban a algo grande. Para eso, necesitaban más tamaño, con lo que debían dinamitar las fronteras locales, algo poco habitual en 1959. No querían sólo comprar más barato el alimento de sus animales y vender más caros sus corderos. Deseaban ir más allá. Y lo fueron: se convirtieron primero en fabricantes de piensos; después acabaron produciendo y vendiendo su propia leche y más tarde, entre otras cosas, se lanzaron a elaborar y comercializar sus jamones. Ese proceso de crecimiento es una lección de libro.

Lástima que aún no la hayamos aprendido. Nuestros empresarios, dueños sobre todo de pequeños negocios, deben romper barreras mentales: dejar de ver a otras firmas sólo como rivales y mirarlas como potenciales aliadas para desarrollar proyectos de más calado, que por sí solos no podrán acometer. El campo cordobés, además, sigue teniendo como asignatura pendiente generar más valor añadido, algo que los visionarios padres de nuestra mayor cooperativa supieron detectar. No basta con que la tierra o los animales den productos. Hay que dar el paso de transformarlos y después venderlos. Se cosecha así más riqueza. Sólo hay que fijarse en Covap, que, sobre todo con su apuesta desde la década de los sesenta por desarrollar una industria láctea, se convirtió en la ubre que derramó desarrollo en Los Pedroches y su entorno . Vamos, que a día de hoy continúa siendo un ejemplo de la leche.