LA CERA QUE ARDE

Misantropía

Tejerina lleva razón en una cosa: el nivel es el que es. El de los niños, los padres y los ministros y exministros

Isabel García Tejerina, en unas declaraciones esta semana EFE

Ha dicho la señora Tejerina no se qué de los niños andaluces en comparación con los castellano-leoneses , creo, y se ha montado un nunca mais. Debo apuntar que hasta hace poco desconocía la existencia de esta señora como he pasado lo más ... grande de los recientes gobiernos españoles. Quiero decir que los ministros habidos y por haber son producto de lo que la señora Tejerina venía a sugerir en el fondo de sus declaraciones: son muñecos intercambiables , escasos de lecturas y de un perfil anodino. No tendré de ellos en mi biblioteca libros como alguno que poseo de Calvo Sotelo e incluso de Alfonso Guerra . Es más, llegué a conservar durante un tiempo un libro de discursos políticos de Mariano Rajoy (oh) antes de que se convirtiera en Rajoy. Me lo regalaron en el pepé cuando en el pepé eran mis amiguitos y lo leí con cierto interés. En la última mudanza lo dejé en el contenedor de ropas usadas y ahora solo siento algo de curiosidad, con los ojos del paso del tiempo y las marianadas, por saber qué negro escribió aquello.

El caso es que se ha montado un pollo muy bueno y magníficamente orquestado en redes sociales con lo de los niños andaluces que por otra parte es bastante cierto: el informe PISA coloca a los niños castellano-leoneses por delante en casi todo y eso no quiere decir que los nuestros sean más tontos o estén peor formados, pero algo quiere decir. Las comunidades autónomas y sus movidas, sus dineros, los usos de los mismos y tener un estado desmembrado en materia de educación creo que influye. Y Juan y Medio todas las tardes desde hace años, también.

Los indignados han puesto el grito en el cielo, con Susana de abanderada, y es que nos tocan la honra intelectual de nuestros infantes y somos legión. Hasta hace unos días nos habían tocado los dineros de la formación de los desempleados para gastarlos en putas y cabarés, pero entonces, los andaluces estábamos viendo a nuestros abuelos buscando amor de la mano de Juan y Medio y no sentimos indignación. De hecho, llevamos décadas apostando en las urnas por sirlas varias, desfalcos, desvíos y amiguetes. Imperturbables. Votando con disciplina.

En el fondo, esta actitud demuestra que la señora Tejerina lleva razón en una cosa: el nivel es el que es. El de los niños, los padres y los ministros y exministros. El gañanismo gana enteros, la falta de educación también y está bien recordar aquí todo un clásico: las buenas familias socialistas no quieren a sus hijos con buenos principios y los llevan a universidades privadas y fuera de la California del sur de Europa . Y los que pueden costearlo, también. Por algo será.

Y este último ejercicio de indignación orquestada ha fomentado mi meditada y trabajada misantropía. Cada vez creo menos en el género humano del arrinquitaun, arsa y olé. El género humano más preparado de la historia de la democracia y tal.

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