Crónicas de pegoland
Miren fijamente la bolita
El trile de los marcos mentales, de los gurús del relato
Un trilero, en acción
Me pasa con Sánchez lo mismo que me ocurre desde crío con el clero regular. El tonillo me distrae y no capto el mensaje hasta llegar a un punto de que empiezo a pensar en las musarañas y solo escucho un sonido que puede ... traducirse al papel a «blau blau y blau» . Tenemos un presidente que no habla sino que entona como la escolanía de la Jaime Vera , escuela de verano donde mandaba el PSOE a los concejales para que se hiciesen diputados y supiesen cómo hablar en público. Un lugar peculiar donde se suplía la falta de conocimientos académicos y de currículum profesional —ya saben que el mantra de todo buen político es evitar a toda costa contagiarse de la alienación que produce el esfuerzo laboral— por cuatro herramientas rudimentarias de comunicación básica, ahora extendidas al campo digital. Fábricas de tipos que parecen cortados en serie , por el mismo patrón.
Sucede que esa falta de atención no se ciñe a los discursos a deshoras del presidente del Gobierno. La extiendo también al jazz, al flamenco, a los activistas sociales y a las generaciones jóvenes de poetas, fenómenos culturales todos a los que respeto —en realidad, no— pero a los que no aguanto a partir de un periodo que va de los cinco a diez minutos de pestiño continuado. Lo siento por los puristas, por los aficionados a tan nobles géneros y a los concienciados de la cosa pero cada cual tienen sus manías y el que escribe ya tiene una edad. Últimamente, me ocurre con los creadores de marcos mentales, los expertos del relato de las narices, que no contentos con hacer aquello por lo que se les paga, se dedican también a la vieja actividad del trile .
Pasa que ya no hay medida que no se apruebe sin su idea fuerza correspondiente a pesar de que relato y cuento han sido siempre sinónimos. Si de cuestiones para paliar la pobreza se trata, hay que hablar de escudo social a todas horas. Si se trata de propiciar que la gente pueda ver a la madre que viven en Priego, que vuelva a trabajar como corresponde, la cosa es nueva normalidad , oxímoron en grado sumo puesto que no hay que ser de letras puras para advertir que la normalidad puede ser muchas cosas pero nueva, en ningún caso .
Se trata de darle vueltas a la bolita haciendo que el espectador fije sus pupilas en ella de forma que se pueda esconder bajo la manga correspondiente. De esa forma, siempre se levanta el cubilete incorrecto y toda apuesta termina invariablemente en la pérdida de los billetes. Hablemos de nueva normalidad a todas horas no vaya a ser que, en algún momento, caigamos en la cuenta de cómo hemos llegado hasta este momento y se nos ocurra pedir explicaciones como ciudadanos de un estado democrático. Al menos, en Estados Unidos se lo han currado y han sacado vídeos de platillos volantes . Supera eso, Redondo, si eres capaz.
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