Miguel Ángel Caracuel: «Si no eres humano, no eres médico. Eres científico»

Ha sido usted el único cordobés entre los 50 mejores del Top Doctors Awards 2019. ¿Cuál es su mérito?

Esto de los rankings está de moda. Es un poco artificio. Yo no tengo más mérito que muchos profesionales para estar en ese top.

¿La práctica médica cabe en un ranking?

Hoy todo se mide y todo se pondera. Si no lo haces, parece que no estás haciendo las cosas bien. Sucede con todo, desgraciadamente.

Para Miguel Ángel Caracuel , la medicina es la profesión «más bonita del mundo». Lo era cuando tomó la decisión de inscribirse en la facultad y lo sigue siendo casi cuarenta años después. Nacido en Rute y criado en Carcabuey , terminó la carrera poco tiempo después de la inauguración del Hospital Reina Sofía , donde se formó a principios de los ochenta y en cuya plantilla aún sigue figurando su nombre. Compatibiliza su trabajo en el hospital público con su consulta privada y su colaboración en la clínica de la Cruz Roja y la Arruzafa . Diluvia en la calle. Y el doctor Caracuel transmite optimismo y bonhomía a raudales.

¿Para ser buen médico hay que ser buena persona?

Si no, no eres buen médico. Eso es fundamental. A los residentes siempre les digo que estudien mucho, que estén al día, que publiquen porque así serán unos buenos profesionales científicos. Pero que sean humanos. Porque si no, no eres médico: eres científico.

¿Y hay muchos científicos en el hospital?

Muchos. Y también muchísimos médicos.

Todos no serán buenas personas, ¿no?

Bueno, cada cual con su conciencia. Yo creo que el mundo está lleno de buenas personas . Y eso no es noticia. La noticia son las malas personas.

He leído sobre usted: «Humanidad y profesionalidad». ¿Qué más se le puede pedir a la vida?

Servicio. Esa profesionalidad y esa humanidad que la sepas compartir. Que no te la quedes.

Cuando usted escucha esas palabras para describir su trayectoria, ¿qué siente?

Normalidad. Lo anormal sería otra cosa. Es mi quehacer. No es ninguna virtud.

¿Le duele el dolor ajeno?

Sí. A veces te vas con el corazón encogido. Con pacientes que te los llevas a tu casa, a tu mente y estás dándole vueltas y preocupado.

¿Eso es bueno?

No lo sé. Es una inquietud. Intentas ayudar y posiblemente te motives un poco más para intentar darle solución. Si no te implicas con un problema, no eres capaz de resolverlo.

Las enfermedades reumáticas están caracterizadas por el dolor crónico. ¿Vivir con dolor es vivir?

Evidentemente, no es vivir. Pero hay remedios para el dolor . El dolor es la transmisión de una percepción. Las vías del dolor con el tiempo se saturan. Hay pacientes que, a pesar de que tienen daño y la enfermedad persiste, ya no tienen esa sensación de dolor. Con fármacos se puede conllevar adecuadamente.

¿El dolor es lo más difícil de combatir?

El dolor condiciona la calidad de vida de los pacientes . Le influye en su esfera emocional o laboral. Lo importante es controlar el daño articular. Pero hay un dolor que no tiene causa. Ese es el difícil.

¿Hay curación fuera de la medicina?

Probablemente la haya. Yo tengo tiempo para la medicina clásica, galena, hipocrática . Y de las otras medicinas no tengo una opinión formada para dar una información adecuada. A veces hay un fracaso en el tratamiento del dolor y existe el consuelo y la ayuda . Y, aunque no le quitemos el dolor, le ayudamos un poquito a vivir mejor. Eso lo hace la medicina y las personas.

¿Qué son las otras medicinas?

Serán las medicinas alternativas: homeopatía, acupuntura, medicina china . No las conozco. No tengo tiempo de estudiarlas.

¿Y tiene opinión?

Para dar una opinión hay que conocer. Opinar por opinar nos gusta mucho. En España, hay 43 millones de médicos porque todo el mundo opina .

Para 43 millones de médicos que hay en España, es usted uno de los mejores cincuenta.

Yo creo que no. Eso no es así.

Donde termina la ciencia, ¿empieza la pseudociencia?

La ciencia no termina. Es un continuo movimiento de aprendizaje . Cuando empecé con la medicina y la reumatología, el sistema inmunológico tenía básicamente cinco piezas. Y hoy puedo hablar fácilmente de que hay como dos o tres mil actores implicados: genética, proteómica, mediadores químicos… increíble. Lo que más cuesta es estar al día en las bases científicas de todos los procesos. La ciencia no se para .

¿La medicina dará respuesta a todo?

Creo que no. Habrá determinadas cosa que sí. Hace 25 años no tenía respuesta para muchas, pero es posible que las tendrá conforme avance el conocimiento.

¿Es amigo de la «pastilloterapia»?

No. Absolutamente no. Pero está claro que, a veces, es la herramienta que me ayuda a solventar un problema . Hay hábitos saludables que hay que inculcar día a día: una dieta adecuada, una actividad física adecuada, no consumir determinadas sustancias. El tabaco puede arrancar una enfermedad reumática. Pongo un ejemplo gráfico: yo no soy amigo de las pistolas. Pero son una herramienta que determinadas personas de autoridad llevan y a mí no me asustan. A veces debes enfrentarte a un problema con tu mejor arma. ¿Con qué? Con el mejor fármaco. Lo primero, ya lo decía Hipócrates, es no hacer daño . Tienes que sopesar qué beneficio vas a acarrear y qué perjuicios.

¿Todos los fármacos producen daño potencial?

Si lees la ficha técnica, sí. Debe ser un arma en manos de una persona experta , igual de un avión o de un carro de combate.

¿Abusamos de los fármacos en España?

Se ha llegado a un uso desde el desconocimiento, la automedicación y el deseo de buscar una respuesta fácil y rápida . Es un problema del ritmo social en que estamos metidos. No tenemos tiempo.

¿El ejercicio físico es la mejor medicina?

Es una de las más importantes. Tengo pacientes que con 90 años van a la piscina a las ocho de la mañana. Hay que romper barreras y perder el miedo. Pero hay que hacerse un estudio previo y monitorizarse.

Hay en su web un apartado que dice lo siguiente: «Sanar el alma». ¿Con qué receta?

Con amor y con cariño. Y con las cualidades del ser humano.

¿Eso también lo expende usted aquí?

Eso va incluido en mi pack de medicina.

Reumatólogo en el Reina Sofía, en su consulta, en la Cruz Roja y en el hospital de la Arruzafa. ¿Cuándo vive?

Todos los días. Hay tiempo para todo. Lo que no hay es tiempo para perderlo.

Se levanta a las 6.30 de la mañana. A las 7.00 está en el gimnasio tres días por semana . Los otros dos sale a correr. A las 8.15, como muy tarde, ya está en el tajo. Hace un breve paréntesis a mediodía. Si va con tiempo, almuerza. Si no, come después. Dos mañanas por semana trabaja en el Reina Sofía. El resto se lo distribuye entre su consulta, la Cruz Roja y la Arruzafa. Algunos fines de semana tiene compromisos profesionales extras . Hay que estar al día. Llega a casa no más tarde de las 21.00. Como mucho, a las 21.30. Acaba de leer el poemario de Sánchez Zamorano y tiene entre manos a Pérez Reverte. Y eso sí: nunca falla en su tertulia de la Cratera.

También dice en su web: «La felicidad no es un destino. Es una actitud». ¿Qué actitud?

La que uno tenga en la vida.

¿Y cuál nos recomienda usted?

Hacer el bien.

Usted hace el bien.

Lo intento.