PERDONEN LAS MOLESTIAS
Memoricidio
Pedro Marfil nos dio el domingo pasado una clase de dignidad arqueológica. Las piedras trituradas nunca resucitan
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNo queda un solo arqueólogo en Córdoba que no haya llorado a lágrima viva por las piedras de Cercadilla. Solo los exégetas del lenguaje enterrado en el subsuelo conocen el valor insustituible de las señales cifradas que dejaron nuestros antepasados . Por esa ... razón, sufrieron el golpe seco de las excavadoras cuando aquel verano de 1992 entraron en el yacimiento para triturar uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes de Europa.
Cercadilla había emergido de la tierra como una revelación. Como un venero de agua fresca que aflora a la superficie buscando la luz. Córdoba es un palimpsesto reescrito una y otra vez a lo largo de los siglos. Debajo de nuestros pies, dormitan otras ciudades increíbles esperando a confesar sus secretos. Y en mayo de 1991, un enorme complejo arquitectónico tardorromano brotó del suelo cuando los obreros trabajaban en las obras de soterramiento del tren y la construcción de la nueva estación del AVE .
Las dimensiones del yacimiento y su trascendencia histórica superaban todas las previsiones. Un batallón de arqueólogos se atrincheró entre las piedras para desentrañar sus enigmas. Pero la suerte estaba echada. El progreso es una apisonadora imparable que no se detiene ante minucias. Había prisa en levantar la estación del AVE para dar la bienvenida a aquella España vigorosa que cabalgaba a lomos de los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal . No había tiempo que perder. Ni mucho menos por un puñado de piedras sepultadas bajo las vías del tren.
Ningún técnico quiso certificar con su firma la defunción de un trozo de historia ya irrecuperable . En estas páginas, el arqueólogo Pedro Marfil lloró el domingo pasado el crimen irreparable de Cercadilla. «Fue uno de los atentados culturales mayores de Europa en el siglo XX», sentenció deletreando cada una de sus palabras. El criptopórtico fue desmontado y despiezado. Su cadáver descansa e mbalado 28 años después en algún depósito municipal.
La mayor parte de los jóvenes arqueólogos que trabajaron bajo las órdenes de Pedro Marfil perdieron la inocencia en aquella luctuosa tragedia de Cercadilla. A muchos se les partió en mil pedazos los valores conservacionistas que acababan de cultivar en la Universidad . Allí, en el palacio pulverizado de Maximiano Hercúleo o en el complejo episcopal extramuros, dejaron enterrada parte de sus certidumbres. «Nos topamos con la cruda realidad», ilustró en estas páginas Ana Zamorano , una de las arqueólogas damnificadas por el memoricidio.
Ya lo advirtió muchos años después Desiderio Vaquerizo , referencia indiscutible del legado romano . «Seremos severamente juzgados». Se refería a nosotros. A la generación que no supimos proteger con la dignidad merecida la Córdoba milenaria que ha sido sacrificada en la pira inmisericorde del mal llamado desarrollo urbanístico .
Primero fue Cercadilla. Pero después cayeron los inmensos arrabales de Poniente , más tarde el barrio irredento de Saqunda y su formidable aventura mediterránea, y hasta el palacio de Abderramán I , que murió en silencio no hace muchos años debajo de una actuación urbanística en la Arruzafa , tal como nos recordó Pedro Marfil.
Solo los arqueólogos conocen el valor insondable de las piedras. Su significado trascendente. Lo que nos revelan de nosotros mismos. Testigo inmortal del tiempo. De alguna manera, los arqueólogos se erigen en centinelas del legado cultural siempre amenazado . Y, precisamente por eso, son pieza frágil en la ecuación del urbanismo especulativo. Ya nos lo alertó Marfil sin edulcorantes: «La herencia cultural es incompatible con el mercantilismo». Y tanto.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete