Más ciudad

El Ayuntamiento de Córdoba no es una excepción. El salón de Plenos se convierte con demasiada frecuencia en un foro en el que se debaten cuestiones del todo ajenas a las competencias municipales. Una y otra vez se discute sobre asuntos de política nacional o autonómica sobre los que los diferentes grupos poco pueden hacer más allá de repetir las consignas recibidas desde Madrid o Sevilla y de procurar un efímero lucimiento ante la prensa y, sobre todo, ante quien remite a diario los argumentarios con los que nos martillean una y otra vez: la partitocracia es así.

No hay cargo político más gratificante que el ser alcalde o formar parte del gobierno del pueblo o de la ciudad donde uno vive. Son también, sin duda, los más agotadores y exigentes. Los problemas están cerca, quienes los sufren también y cuando aquéllos no se resuelven o estos se ignoran, la censura se percibe de manera directa. Nadie negará que en Córdoba hay numerosos problemas, instituciones que funcionan de modo mejorable, proyectos atascados , planes mil veces esbozados y otras mil incumplidos. ¿Es mucho pedir que, en la medida de lo posible, dejen la política nacional y se preocupen todos, gobierno y oposición, de la ciudad por encima de querellas estatales o broncas partidistas?

Bien está que desde Capitulares se aprueben mociones para expresar el rechazo frontal a la violencia de género, para reivindicar la necesidad de cumplir la Constitución o para defender la unidad nacional. Pero resulta sorprendente y frustrante que se dediquen sesiones maratonianas a debatir sobre estas cuestiones orillando aquellas sobre las que hay capacidad directa de gestión y ejecución. Quizá sea una visión pobre de espíritu, pero creo que la mayoría queremos un Ayuntamiento que se ocupe de que las calles estén limpias, las farolas se enciendan a su hora, los semáforos funcionen, las licencias se concedan sin dilaciones y nuestros niños tengan a su disposición y en perfecto estado instalaciones para hacer deporte. Cada vez que se pierde una mañana debatiendo sobre los pactos en Madrid del PSOE con unos o en Sevilla del PP con otros, deberían pensar que mejor habrían dedicado ese tiempo a, por ejemplo, el plan contra la pobreza en las Moreras , a la elección de un gerente del Imtur o a la protección e integración del río en la ciudad. Más ciudad y menos divagar.