Toros
Juan Serrano 'Finito de Córdoba': «He nacido torero y moriré siendo torero, porque este es mi sueño hecho realidad»
El diestro celebra treinta años de alternativa, el matador más prolijo contemporáneo del toreo cordobés
Víctor Molino
Un Califa sin asignación. A Juan Serrano Finito de Córdoba no se le puede negar su excelsa carrera . Su legado le avala, porque es el torero más relevante, después de El Cordobés, que ha pisado el albero taurino representando el nombre de la ... tierra donde se criaron los Lagartijo, Machaquito, Guerrita, Manolete y el ya citado Manuel Benítez.
Nacido en Sabadell (6 octubre 1971), por circunstancias familiares, el diestro va a celebrar el próximo 23 de mayo su recorrido de tres décadas en activo . Curiosamente, va a torear una semana antes de la efeméride de su alternativa en la tierra que lo encumbró, en Los Califas y en la que será su sexagésima tarde en ese marco, para alternar con Morante de la Puebla en la primera feria poscovid que se lleva a cabo en una plaza de primera categoría.
Su trayectoria y personalidad reflejan a día de hoy la estampa de un tipo tranquilo, en forma, porque se cuida, respetado y consolidado en el particular mundo taurómaco como torero de toreros . A Juan se le ve en el campo con madurez, soltura, disposición, entrega y mucha ilusión.
En sus treinta y cuatro años como profesional, desde que comenzó como novillero, ha llevado el estandarte de su tauromaquia con momentos gratamente notorios, encumbrado en Madrid o México , las plazas más relevantes del planeta, entre otras, y ejerciendo en la cabecera del escalafón hasta en diez temporadas , situándose entre el 'top ten' de dicho ránking.
En la intimidad, Juan es una persona sencilla, con cualidades y facultades para otras actividades menos desconocidas, más allá de su excepcionalidad con los trastos. Deportista de casi diario, el torero es un enamorado de lo bien hecho, de lo bien parecido. Cuida su estética personal y la de su entorno, consiguiendo ejercer, sin pretenderlo, como arquetipo referencial. Es de esas personas que en la cercanía revalida su valía por la manera de entender la existencia, haciendo gala de que «hay que disfrutar del día a día; vivir toro a toro».
En lo personal, es afable, simpático y muy cariñoso con los suyos , no ejerciendo como regalador de abrazos, pero sí de caricias en forma de gestos y palabras. Tiene varios prodigios, porque su memoria abarca un espectro inigualable, describiendo siempre detalles y hechos apenas percibidos por la masa. Es capaz de recordar qué ocurrió en el ruedo, en el tendido y en el entorno, como si estuviera viviendo el momento, pese a que el tiempo haya nublado la fecha.
Devoto y creyente con una práctica particular, vividor de momentos, disfrutón y también exigente, Finito es un torero sinigual, atractivo para el aficionado, indispensable para la Fiesta. En esta entrevista, el torero descansa tras probarse un nuevo traje, que promete ser otra pintura a estrenar el día 16. De su familia, habla con alabanza tras relatar cómo han sabido comprender la vida de un torero que si no existiera habría dejado un vacío en la relevancia del toreo cordobés, porque su representación estaría ahora huérfana, en cambio, él sigue toreando.
¿Qué momento vive su tauromaquia?
El que refleja a una persona muy feliz. Porque, una vez más, vuelvo a estar muy ilusionado con la temporada, con este año. Mantengo la misma afición que cuando empecé. Sé que lo he dicho en incontables ocasiones, pero es así. Ahora vivo recordando tiempos pasados y créeme, es muy bonito que después de treinta y cuatro años, treinta de alternativa, seguir con esta afición. Es un estilo de vida.
¿Dónde está la clave?
En la constancia. Pienso que es la clave en la vida. Tengo fe, esperanza, ilusión con y por lo que hago. Pretendo ser positivo y vivir así. Tengo perspectiva para reconocer errores dentro y fuera del ruedo. La experiencia que la propia vida te va dando ayuda. El toreo es un camino lleno de obstáculos, pero gracias a Dios, con salud e ilusión, se pueden solventar de una manera u otra las cosas. Lo importante es seguir mirando siempre hacia delante.
¿Cómo cree que ha evolucionado su manera de afrontar la profesión?
En la evolución hay un hecho, que es el de aprender día a día. Asimilar que tiene que ser así. A día de hoy, quiero seguir aprendiendo; aprendo de los errores cometidos y quiero seguir mejorando. La técnica ha hecho que mi toreo asuma una nueva dimensión, porque me ha ayudado a poder expresarme dentro de un concepto propio. Elegí siendo un niño querer ser torero y lo he sido y seguiré siendo. En ese bagaje veo progresión en mi forma de concebir esto. Y, eso sí, siempre manteniendo una fidelidad a un estilo.
¿La mejor versión de Finito es la de ahora?
Diría que sí. Porque en esa trayectoria hay un poso, que es el produce la propia vida. Siempre que la mente esté ordenada y que uno se cuide para conservar su identidad, ese fondo supone aportar lo mejor de cada uno en ese momento.
¿Y cómo se consigue ese equilibrio?
No creo que haya muchas claves... La preparación física es muy importante, pero tanto o más es la psicológica. Un torero puede llegar muy preparado a un lugar, si el toro ayuda, no hay problema. Pero ¿y si no ayuda? Ahí es donde cuesta mantener la fidelidad al estilo. Por eso es mejor estar siempre preparado psíquica y físicamente.
¿Influye también el factor suerte?
Pues... Puede ser... Pero, siéndote sincero, nunca trato de buscar excusas. A veces, estando uno bien, las cosas no han salido y, por el contrario, no encontrándote al máximo nivel, acompañan más... En ocasiones, las cosas vienen a favor y no me he sabido encontrar bien. Me ha costado superar mucho ese miedo.
Se lo pregunto porque, los que hemos seguido su trayectoria, pese a sus éxitos, siempre hemos detectado un cierto infortunio con los lotes.
Sería difícil hacer un balance de ello. Siempre he intentado dar el máximo de mí, aún habiendo momentos que no lo he conseguido. Cuando las cosas no suceden, insisto, no hay que buscar excusas. No me arrepiento de cómo he vivido mi profesión a día de hoy. Hay que tener en cuenta, que son muchas tardes, muchos momentos. A veces, las cosas son posibles, otras, no.
¿Dónde echaría el borrón?
No rectificaría nada. Porque vivo sin rencor. No guardo rencor a nada. Concibo la vida pensando que, simplemente, las cosas buenas y en las menos positivas he intentado ejercer con la mayor felicidad posible en ese momento. No es fácil superar las dificultades que se presentan en este mundo, de ahí la importancia de mantener el equilibrio.
¿Qué sostiene esa armonía de la que habla?
Mi clave está en la afición que tengo. Afición, constancia e ilusión. Personalmente, me siento muy feliz cuando toreo y por eso, cuando he visto que he sido capaz de hacer feliz a mucha gente, es cuando más gratificado te puedes encontrar. No hay nada igual a eso. Si Dios me lo permite, aún tengo por delante el reto de seguir haciendo feliz a muchas personas. Lo demás, es que no me preocupa. Me centro en superarme a mí mismo, y pienso mucho en los míos, en volverles a ilusionar y hacerles sentir lo que soy capaz de transmitir delante de un toro.
Cuando dicen que los toreros están un poco locos... Sé que le molesta.
Es que no es verdad. No soy nada partidario de esos pensamientos, para nada estamos locos. Somos gente muy equilibrada. Sí es verdad que vives con una presión que se convierte en una bomba de adrenalina. Pero aprendes a armonizarte.
Treinta años dan para mucho, ¿cómo ha vivido la competencia en un escalafón donde se han sucedido muchos nombres durante este tiempo?
La competencia que yo he tenido ha sido conmigo. Nunca he buscado la competencia en el ruedo porque, además, es que siempre he tratado de disfrutar cuando un compañero ha estado bien. Sí me he preocupado mucho por mi estado anímico. Cuando en una tarde no me han embestido los toros he llegado a desquiciarme. Pero es que esto no depende solo de uno. Ojalá todas las tardes en las que uno se viste de luces se pudiera estar bien. He tenido la fortuna de ver triunfar a mi lado a grandes compañeros, a maestros... Pero su éxito no me ha preocupado nunca, lo que me ha preocupado es que no me embistieran a mí los toros.
Hábleme de sus influencias como torero.
El toreo es algo muy personal. Se puede hablar de muchas personas en las que te fijas, en su estilo... Referentes, pues Curro Romero, Paula, Manzanares, Curro Vázquez, Ojeda... Aunque sí que me gustaría dejar constancia de una persona muy especial, que también ha influido. Y hablo de Manuel Benítez. En lo personal, me siento muy orgulloso de cómo me ha tratado siempre. Estar al lado de El Cordobés supone una inyección de moral e ilusión para seguir mirando hacia delante. Creo que El Cordobés es un ejemplo de vida para todo el mundo. Y tiene que ser reconocido como tal.
Dígame, ¿cuál es su sueño frustrado?
La Puerta del Príncipe. Haber estado cerca de ella y no conseguirlo. He salido a hombros por muchas plazas, pero esa espina la tengo clavada. Aunque creo que nunca es tarde, porque sigo en activo y aún guardo esa ilusión. Me duele mucho que no hayan contado conmigo en una temporada donde celebro tres décadas. Creo que soy un torero del concepto de esa plaza, de la Real Maestranza. Me siento, en cierto modo, también un torero de allí; siempre me han acogido muy bien y respeto mucho a esa afición. Tengo recuerdos imborrables... Cuando de novillero, por la mañana sonó la banda al torear de capote... Aquella faena... La gente de Córdoba que se desplazó allí a verme, fuera de feria y con tres cuartos... Sentir allí a mi gente, demostrar mi toreo. Fue algo precioso. Sueño con volver a torear allí y abrir esa puerta.
¿Tiene amigos dentro de este mundo, de toreros, me refiero?
Tengo buenos amigos, pero no tantos. Guardo muy buena relación con la mayoría. Pienso que respeto y me siento respetado. Considero que hay toreros que nos guardamos admiración mutua. Eso es bonito. Mi compadre Juan José Padilla quizá sea uno de los más relevantes, en referencia a la pregunta que me haces, aunque no nos vemos mucho. Mi admiración a todos los compañeros, sin duda. Pero... La palabra amistad es difícil de escribir en el toreo. Puede haber muchos conocidos y me considero muy satisfecho de los que tengo.. Los toreros podemos coincidir muchas veces, pero de ahí a mantener relación íntima. También es que yo no soy una persona a la que le guste juntarse con un grupo de compañeros. Al final, te das cuenta de que este es un mundo muy personalizado, donde cada uno va a lo suyo, a su aire. Cada uno busca sus intereses.
Siempre ha sido muy tajante al respecto.
Es que cuando uno se reúne y se junta con compañeros y luego hay algo que conseguir, algo en común, y todo eso no cuaja... Ojalá pudiéramos habernos ayudado desde siempre, ir todos a una. Yo es que eso de ir de manera conjunta y sonreírnos un día puntual, no me vale. Un amigo vale y está cuando se le necesita, porque para divertirme ya hay mucha gente. Ha habido momentos difíciles donde no he visto esa ayuda de la que hablo.
Habla de relación entre compañeros del escalafón, si eso se traslada a Córdoba, ¿qué relación guarda con el toreo de su tierra?
De respeto. Tengo que puntualizar que he sido muy despegado, por mi forma de ser. No he sido de dejarme ver con compañeros y compartir. Nos hemos admirado, nos hemos respetado. Si tengo que reprochar algo, no es a ellos, precisamente. Echo en falta que ha habido personas externas que, de una manera u otra han podido estar a nuestro alrededor, que no han actuado de la mejor manera para que esas relaciones fueran más cercanas. Aquí se han creado polémicas inexistentes de fondo. Desde la etapa junto a Chiquilín, hasta una supuesta rivalidad con José Luis Moreno... Es que es absurdo. Creo que lo teníamos que haber estructurado y gestionado eso con una base más sólida, dándole sentido para que todo aquello, tan bonito, tan atractivo para el toreo hubiera durado más. Ojalá hubiéramos estado más en eso. Porque, cada uno a su manera, hacíamos felices a muchas personas, por nuestra forma de expresarnos. No había competencia, a mí eso me daba igual, nunca he visto con sentido el hecho de querer hacernos rivales.
¿Se peca de egoísmo?
Es que el torero siempre tiene un punto egoísta. Somos caprichosos y cometemos errores en ese sentido. Siempre he pensado que en el fondo nunca hemos dejado de ser niños. Date cuenta que te viene el éxito muy temprano, a veces pienso que no hemos madurado lo suficiente por esas circunstancias. Vives con cierto desenfreno, de un lado a otro, sin poder tener una vida normal para esa edad. Te juegas la vida a diario. Es un mundo irreal, un poco de fantasía. Y crees que eso nunca se va a terminar, hasta que das cuenta de que todo eso se acaba. Y que las cosas hay que volvérselas a ganar. Que hay que sacrificarse mucho. Pasado un tiempo, se que te cierran muchas puertas y te das cuenta de que dejas de interesar donde antes interesabas. Tienes que mentalizarte de ello, para volver a ilusionar, para conseguir volver a interesar.
¿Considera que interesa ahora menos, pese a que muchos le consideramos como necesario para la Fiesta?
Pues, te diría que sí. Por cómo ha cambiado la vida, el desarrollo de la Fiesta en sí. Los nuevos compañeros... Pero no voy a bajar los brazos por ello, porque vivo con la ilusión de volverlo a conseguir. Y sé que estoy capacitado para ello, por mi madurez, por cómo me encuentro, por cómo me siento. Para mí es una felicidad pasear por Córdoba y saber que eres un referente para gente joven. Les veo, les ayudo en el campo y eso me enorgulleces. Que la gente del toro tenga interés por ti, que sepan captar la belleza del toreo. Esto es un arte, es cultura. Y a mí me gustaría aportar mi granito de arena en este sentido. Pienso que lo que hecho ahí va a quedar, igualmente.
Mirando al futuro, ¿cómo se ve Juan Serrano dentro de unos años?
Es difícil contestar a esa pregunta. Porque vivo toro a toro, día a día. Esta es una profesión tan difícil, tan apasionante, tan maravillosa. Tremendamente bonita. Realmente, no ve veo desligada de ella. Pero a la vez, es que es muy dura. Muy compleja en muchos momentos. Es que, si te paras a pensarlo, un animal te puede cambiar todo en un instante. Te puede dar la gloria o quitarte la vida. Es paradójico que puedas indultar a un toro y que otro pueda acabar contigo. No suelo pensar en el futuro y al pasado no le doy más vueltas. Lo hecho, hecho está. He tratado hacer en el toreo todo aquello que sé y siento con la mayor entrega. Y eso me hace feliz.
Le digo que es un torero de toreros y eso, ¿le abruma?
Al contrario. Me llena de orgullo, de felicidad. Siento una enorme satisfacción por el hecho de sentir ese respeto con gente joven. Toreo con compañeros que tiene una amplia diferencia de edad conmigo y pensar que les puedes ayudar, que puedes ser un referente, en cierta medida, para ellos, pues es un honor, la verdad.
Sé que no es supersticioso pero, torea antes del día que cumple treinta años, ¿el hecho de celebrarlo antes..?
Supersticioso no soy, como dices. Pero sí caprichoso. Yo conmemoro el día 23 y quiero dejar una ventana abierta para ese día. Pero todo va a depender que cómo salgan las cosas. Sentirme feliz en un año tan especial... Quiero dejar una posibilidad en el aire para ese día...
No habla del futuro, pero le pregunto por el devenir de su tierra. ¿Qué haría Córdoba sin Finito?
¡Quién sabe! O qué hubiera hecho yo sin Córdoba. Creo que el paso de los años ha demostrado el respeto recíproco. Pienso que la Córdoba taurina va a ir a mejor con los años. Ojalá salgas figuras locales y provinciales. He estado muchos años tirando de ese carro y me enorgullece. Pienso que aquí tenemos que ir todos a una. En Córdoba tenemos que apoyar más la tauromaquia, debemos demostrarlo, fomentarlo. Implicar a todos los sectores. Esto, decía antes, es un arte, es pura cultura. El que no lo quiera entender o no sea partidario, debe asumirlo, igualmente. Debe haber una mayor tracción.
Pero yo creo que el paso del tiempo, ya he demostrado. Respeto. Al que no le guste, me parece bien. Toro irá mejor. Por el futuro de nuestra ciudad. de nuestra provincia. Si fuésemos todos a una. Fuese local. que tengan futuro, que se le vislumbre buenas cosas... Si al final, en Córdoba, tenemos que apoyar la tauromaquia, y debemos de fomentarlo. Y que la gente vuelva a ir a la plaza. Luego llegarán o no. Será una enorme satisfacción para mí y para todos. Que sea una enorme cadena. Que haya una tracción con la tauromaquia.
¿Cómo viven sus padres seguir teniendo a un torero en casa pasados treinta años?
Te digo la verdad, no ha cambiado nada. Lo viven con la misma pasión. Mi madre (Carmen) me sigue pidiendo a diario fotos y vídeos de los tendaderos. Sigue guardando cosa que hago. Y mi padre (Melitón) es tremendo... Tiene una memora enorme. Ellos siguen viviendo con orgullo mi profesión, porque les hace felices. De mis padres solo puedo hablar maravillas, pienso que como todo el mundo. A mi madre, por haberme traído a este mundo y permitirme disfrutar tanto de una profesión tan bonita y que elegí cuando tenía catorce años. No hay nada más bonito que dedicarte a algo que te guste y si la suerte te lo permite, como es mi caso, es vivir un sueño.
Y su mujer, Arantxa. Suman veinte años de casados...
Conocer a Arantxa... Es una mujer de múltiples virtudes. No solo por su belleza interior, como mujer, como ser humano es maravillosa. Con el paso del tiempo, saber que esta persona te haya sabido entender y que quiera compartir la vida contigo. Convivir con un torero no es fácil pero al lado de una persona como ella es más sencillo. Y construir una familia. Me ha dado a las dos personas que más quiero en este mundo, mis hijos, Lucía y Juan Rodrigo. Qué quieres que te diga, me siento un privilegiado.
No voy a negar, como creo que en cualquier familia existen las discusiones, los problemas... Pero tú sabes lo bonito que es haber sabido superar tantos obstáculos juntos y que eso te permita ser feliz. Vivir y apreciar las cosas buenas, los momentos. Tengo que agradecerle a mi familia el calor que siempre me han aportado, el respeto que han tenido hacia mi profesión y que me dejen seguir viviendo así...
Por lo que dice, entiendo que aún queda Fino para rato...
Son muchos años ya, sí. Sé que mi familia, durante muchos momentos habrá pensado o se les habrá pasado por la cabeza plantearme que lo dejara, que descansara de esto. Pero, te digo una cosa, el hecho de que ni me lo nombren y que de que me sigan viendo feliz con mi profesión, dice mucho. No sé lo que va a pasar en el futuro. Admiro a la gente que me deja ser como soy como torero. Saben la felicidad que me aportar ser torero, este estilo de vida. Tendrá que ser la propia vida y mi mente, en algún momento las que nos digan qué sucederá. De momento, ni me lo planteo. He nacido torero y moriré siendo torero, porque este es mi sueño hecho realidad.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete