La fábrica de los sueños

Sumada a los ya existentes multicines del Tablero y Guadalquivir, la oferta de salas comerciales vuelve a estar en sintonía con el nivel de población de Córdoba. Nuestro compañero Francisco Solano Márquez escribía hace unos días un artículo sobre los demasiados cines que se han ido cerrando en Córdoba, desde el Palacio del Cine al I sabel la Católica , pasando por Alkázar, Duque de Rivas, Cabrera, Lucano, Séneca, Osio, Almirante o Fuensanta. En la medida que desaparecían, una parte de nosotros se iba también.

Desde pequeños nos sumergimos en la magia de las películas en pantalla grande, con historias y argumentos plagados de mensajes para los espectadores que nos hacían reír, llorar, soñar, pasar miedo… Sentimientos que compartíamos en la oscuridad de la sala con nuestros amigos y seres queridos. Las palomitas que siempre comprábamos antes de empezar la película, así como los besos ocultos con nuestra pareja , contribuían a dibujar un mundo sugestivo que recordaremos durante toda la vida.

Las salas de cine se decían sentenciadas por la televisión, las cintas de vídeo, los DVD, los videoclubes o el Internet. A todo han ido ganando, gracias a ideas y tecnologías nuevas, valientes empresarios y a la magia incomparable de ver una buena película en una buena sala. «Cine, cine, cine, más cine, por favor, que toda la vida es cine y los sueños cine son», que cantaba Aute .