Democracia y libertad

De nuestra soberanía nacen los tres poderes del Estado: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. El primero está formado por quienes ejerciendo la política tienen la obligación de producir las normas que respetando la Constitución regirán nuestra vida. El ejecutivo está presidido por el gobierno de la nación que a través de la Administración General del Estado debe gestionar los intereses de los españoles.

El Poder Judicial u órgano de gobierno encargado de administrar justicia, es el único formado por ciudadanos ajenos al ejercicio de la política y que han pasado por un largo proceso de preparación para ejercer sus funciones. Sus miembros saben que para cumplir fielmente su trabajo deben ser inmunes a todo tipo de injerencias, vengan del poder político, económico o de cualquier otro.

Dicho lo anterior los españoles deberíamos preguntarnos: ¿Actúan de manera justa e independiente nuestros jueces? ¿Es necesaria una absoluta independencia del poder judicial respecto de los otros dos poderes del Estado? Personalmente creo en la preparación e independencia de los jueces. Por mi experiencia, que no es corta, afirmo que nos podemos sentir orgullosos de quienes conforman ese poder del Estado. También digo que sin una absoluta independencia del poder judicial la democracia no tiene opciones y el totalitarismo populista se adueñaría de nuestras vidas.

Los españoles tenemos dos opciones: democracia y libertad o totalitarismo. Viendo la enfermiza ambición de poder y control que nos han demostrado los líderes políticos actuales, si queremos democracia y libertad nada es más necesario que evitar que los partidos interfieran en el libre e independiente funcionamiento de la Justicia. ¿Somos conscientes de esto los españoles?