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DESDE SIMBLIA

Holandeses

Me resultan poco atractivos por su sentimiento de superioridad y por que quieran darnos lecciones en derechos humanos

El primer ministro de Holanda, Mark Rutte (a la izquierda), durante una rueda de prensa sobre el coronavirus
José Calvo Poyato

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Los holandeses nunca me resultaron atractivos . Un castizo diría que nunca fueron santos de su devoción. No lo digo porque en la final del campeonato del mundo de fútbol , en que nuestra selección se proclamó campeona al derrotarlos con ... un gol de Iniesta, el holandés De Jong propinara una tremenda patada en el pecho a Xabi Alonso. Tampoco porque su historia y la nuestra , aunque hubo un tiempo en que ellos, mal que les pese, formaron parte de la monarquía hispánica -un trozo de nuestro imperio-, hayan estado marcadas por actitudes muy diferentes . Llegaron a España , acompañando a Carlos I, como halcones que se lanzan sobre una presa . Buscaron cargos, prebendas y drenar riquezas para lo que entonces se conocía como Flandes. Era tal la voracidad de alguno de los consejeros que acompañó al rey que por Castilla se hizo popular un dicho que decía: «Dad gracias a Dios, ducado de a dos, que el señor de Chievres, no topo con Vos». Este señor de Chievres, tutor de Carlos I, fue quien, al haber quedado vacante la sede diocesana de Toledo por fallecimiento de su titular el cardenal Cisneros, cuyas rentas andaban por los ciento cincuenta mil ducados anuales -una cifra fabulosa para época-, hizo que fuera a parar a manos de su sobrino, Guillermo de Croy, un jovencito de veinte años que jamás piso España.

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