SOY CORDOBITA
Jesús renacerá
Nos descafeinamos a una velocidad asombrosa como cristianos; en Córdoba aún se respira ese aliento de Navidad
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Iniciar sesiónLas tradiciones se hilan de una serie de hechos y recuerdos que repetidos en el tiempo, una y otra vez, generación tras generación, nos alimentan el ocio, la psique y el alma .
La forma es tan importante como el fondo, pues una ... nutre a la otra y viceversa.
Vivimos en un mundo de múltiples y foráneas influencias que son unas veces enriquecedoras, y otras veces, una mala plaga que fagocita nuestras costumbres, aquellas que nos identifican y nos hacen únicos y diferentes.
Antaño los invasores , imponían tras las guerras las suyas y sus creencias, de esa mezcolanza nos hemos construido piedra sobre piedra, en estratos culturales bien diferenciados.
Pero en nuestros días, se nos filtran por los medios de comunicación , cada vez más unísonos, unas corrientes de opinión, y por la mano negra de Internet y sus misteriosos algoritmos que parecen dictar qué versión debemos creer, qué opinión debemos pensar y qué trocito de realidad recortar para que solo podamos ver una versión oficial de los hechos, y que a base de repetirse machaconamente termina por imponerse o no existir directamente si la omiten.
Pues bien, la Navidad en su aspecto formal, se alimenta de la repetición de unas tradiciones que de abuelos a nietos se mantienen y heredan, pero depende de cada uno de nosotros esa tarea, porque un día desaparecieron los crucifijos de las aulas, otro día dejamos de montar belenes en casa, donde se nos recuerda el nacimiento de aquel niño Dios que con su impulso logró cambiar el mundo devolviendo mal por bien, otro día nos cambian la Cabalgata de los Reyes Magos por un desfile circense, las luces con motivos navideños por platillos volantes, los patios de Córdoba con sus corales, zambombas y belenes por casas cubo de cristal con proyecciones de costumbres extrañas, y los mantecados y mazapanes por sushi para los turistas chinos . Es más, un día iremos a cantar villancicos y no sabremos la letra de ninguno de ellos.
Nos descafeinamos a una velocidad asombrosa como cristianos europeos , unos más que otros, lentamente en dejación de nuestras tradiciones, atrapados en una realidad virtual, individual, consumista y egoísta, vacía y uniforme, que los psicólogos, pastillas antidepresivas, y posesiones no pueden llenar.
La espiritualidad, el cultivo del ser y no del simple tener, el acceder a un estadio superior de uno mismo, para llegar a ser la mejor versión de sí, y el poner nuestras capacidades al servicio de los más débiles, el respeto a nuestros mayores , cada vez más abandonados y solos, todo lo que nos llena y nos hace mejores, corre el peligro de perderse si no lo cultivamos en el fondo y en la forma .
En Córdoba tenemos la suerte de poder respirar aún ese aliento de Navidad, salgamos a ver el Mercado navideño que en Las Tendillas la Asociación Cultural belenista expone, los belenes que concursan en patios e instituciones, las corales que resuenan en la sala Orive, los cantarillos en las iglesias fernandinas, los conciertos de Navidad en la Catedral , acordémonos de los que están solos y de los que no tienen, saquemos lo mejor de nosotros mismos y vivamos con ilusión otro año más y de la mano de nuestros mayores e hijos la fiesta de la Navidad en nuestra Córdoba y el renacimiento de Jesús en nuestros corazones.
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