Incienso para el presidente en Córdoba

Y lo he hecho desde un lugar privilegiado, aunque quizás impropio para la dignidad del cargo por las estrecheces: de pie en la mismísima puerta por la que salen las cofradías al Patio de los Naranjos. Entre la pared y el paso apenas queda un margen de un metro, y allí han tenido que embutirse el presidente y su cohorte de dos docenas largas de personas. Junto a él estuvo durante todo el recorrido por la Mezquita, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández .

El presidente de la Junta ha visto salir el primer paso de la hermandad de la Agonía al filo de las seis de la tarde. En la puerta de la Mezquita-Catedral, Moreno y los candidatos del PP han escuchado por primera vez en Córdoba el himno de España , en una poderosa versión orquestal que en poco se parece a la Marcha de Granaderos, una costumbre musical muy extendida en esta y todas las Semanas Santas. Quizás por eso, o porque no había bandera a la que saludar, nadie sabía muy bien qué hacer mientras sonaba el canto patrio. Salvo Adolfo Molina , presidente del PP cordobés, que hacía fotos con el móvil.

Previamente, el presidente de la Junta saludó a cuántos pudo en el interior de la Mezquita-Catedral . Y no son pocos, porque a esa hora el templo ya hervía con cientos de personas -y no es una exageración- procedentes de todos los oficios y responsabilidades que uno pueda imaginarse en un cortejo procesional. Había costaleros, capataces y hermanos mayores; guardias, escoltas y asesores; políticos, sacerdotes y periodistas; cornetas, tamborileros y bombistas; nazarenos, portaestandartes y los que balancean el turífero. De estos últimos había unos cuantos -casi todos niños-, que rodearon al presidente del olor típico de la Semana Santa, el del incienso .