Los herederos, según dicen

La configuración de una oferta electoral única para las andaluzas que se celebran dentro de algo más de un mes de casi todo lo que está a la izquierda del PSOE ha acabado como se esperaba. En un sainete. Sobre la bocina , a última hora, Podemos tragó con la candidatura a la presidencia de la Junta de Inmaculada Nieto , que ha demostrado dotes parlamentarias de sobra. El acuerdo es un tanto estrambótico por cuanto es un mero reparto de cargos y dinero -cosa que es para hacérselo mirar- sin una miaja del «programa, programa, programa» popularizado por Julio Anguita. Cede la cabecera de la provincia de Sevilla a un cargo de Más País , un partido que cuenta a su militancia con los dedos de una mano. Impide a la candidata presentarse por su provincia natal, Cádiz, cuyo número uno se reserva a un cargo de Podemos. Lo hará por Málaga.

El dato final de que los morados se apuntasen tan a última hora que la documentación de la coalición fuese registrada fuera de plazo es el puntito final del puchero. Suerte con la Junta Electoral cuya primera decisión conocida ayer era la previsible . Si los papeles llegaron tarde, no se puede inscribir a la coalición completa. Cabe recurso pero si el registro documental fue extemporáneo, Podemos como partido receptor de fondos se queda fuera. Sus candidatos serán independientes de una lista ajena .

Políticamente, da igual unos minutos antes o después. El sentido común, la lógica, dice que un candidato tiene que realizar un trabajo de meses para darse a conocer. Fuera del Parlamento andaluz, Nieto es una perfecta desconocida .

La fecha de las elecciones autonómicas del 19 de junio no ha sido una sorpresa como para coger con la pierna cambiada a partidos que se sientan en el Consejo de Ministros y que son claves para la mayoría parlamentaria del presidente del Gobierno.

Esta parte del espectro ideológico tenía razones muy poderosas para no acudir dividida a las urnas: el voto por circunscripciones de las elecciones autonómicas, el efecto de los restos en la asignación de parlamentarios, el mínimo para conseguir representación y la posibilidad cierta de construir algo -no se sabe muy bien qué- en torno a Yolanda Díaz , la ministra que dice cosas muy raras.

Periodistas muy bien informados sobre la materia han explicado que este lío se explica por un choque entre las tesis de Díaz e Ione Belarra-Pablo Iglesias en Madrid. Una especie de lío de estrategia ajena totalmente al territorio que parece haber ganado la ministra de Trabajo. No tengo duda alguna de que eso debe de ser así. Sin embargo, este aroma a improvisación, ese amateurismo mal entendido, solo se explica porque esta familia tiene un serio -muy grave, extremo- problema de cuadros, de recursos humanos. De estructura, de perfiles, de dirigentes . A los autoproclamados herederos políticos de Julio Anguita les falta un hervor. O dos.