PERDONEN LAS MOLESTIAS

El futuro, según Bellido

Jubilar el nombre de Cruz Conde fracturaba a la sociedad cordobesa pero ponerlo, por lo visto, nos une como hermanos

Antigua placa con el nombre de José Cruz Conde en Córdoba Valerio Merino

EL señor Bellido nos quiere convencer de que para mirar al futuro hay que restaurar el pasado. Por esa razón, quizás, acaba de borrar el novísimo nombre de Foro Romano para reponer aquel otro de Cruz Conde , que encarna por ... antonomasia la Córdoba del blanco y negro. Hay que reconocerle, sin embargo, cierta habilidad discursiva, que nos recuerda al estilo sutil de Laudrup , cuando lograba trazar diagonales invisibles en el interior del área mirando hacia el lado contrario de la pelota.

El señor alcalde no era partidario de remover el pasado y lo primero que ha hecho tan pronto como ha tomado posesión de su cargo ha sido remover el pasado. Lo cual nos indica que, tal vez, sus palabras decían una cosa y su cerebro carburaba otra diametralmente distinta. Exactamente el mismo ardid que usaba de forma magistral el delantero danés. De otra forma no se entiende su empeño en rotular la calle principal de la ciudad con el nombre de un militar que participó en el golpe de Estado contra la Constitución de 1876 y, diez años más tarde, colaboró activamente en la sublevación contra la de 1931.

¿Hay algo más antiguo que un golpe militar? Pues el señor José Cruz Conde fue protagonista de dos, si descartamos sus vínculos no confirmados con la asonada del general Sanjurjo de agosto de 1932, lo que le costó, por cierto, ser detenido por la autoridad competente. Sorprende, por tanto, que un constitucionalista confeso como el señor Bellido muestre tanto apego por un militar que trabajó con tanta tenacidad por dinamitar la Constitución española.

Lo que indica que se puede ser presuntamente constitucionalista con una mano y rendir homenaje con la otra a un señor que se cargó dos Cartas Magnas, nada menos, tal como acaban de aprobar dos partidos autoproclamadamente constitucionalistas en la junta de gobierno local. Contraviniendo, de paso, un acuerdo del pleno municipal del Ayuntamiento de esta ciudad tan hermosa que nos acoge.

Es lo que tienen las palabras. Que muchas veces dicen lo contrario de lo que ocultan. Como, por ejemplo, ese truco sofisticadísimo de suprimir José y dejar Cruz Conde. Como si el apellido no fuera responsable de los actos que ejecutó el nombre. Una solución «creativa», en opinión del señor Bellido, que realmente lo hubiera sido de haber optado por dejar José y sacrificar Cruz Conde.

Pero no. Cruz Conde tenía que regresar al callejero de Córdoba para no remover el pasado ni dividir a los cordobeses (y cordobesas). Porque oiga: jubilar el nombre del colaborador de Miguel Primo de Rivera fracturaba a la sociedad cordobesa pero ponerlo, por lo visto, nos une como hermanos. Es lo que el alcalde entiende como «sentido común», en una nueva acepción del término que pronto recogerá la Real Academia de la Lengua.

Al fin y al cabo, se trata de una cuestión «anecdótica» y de un «debate estéril». Tanto que el señor regidor lo fijó como objetivo prioritario en el programa electoral y estaba dispuesto a someterlo a un referéndum ciudadano si llegaba a la Alcaldía, de cuya consulta, todo hay que decirlo, no tenemos la menor noticia. Ni falta que hace. Así que ya saben, queridos contribuyentes: para escribir el futuro, según Bellido, hay que restaurar los nombres del pasado.

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