Fernando Molero Campos: «Las personas que se salen de la norma son más atractivas»

«En mayor o en menor medida, el componente real está presente en todos los textos. En algunos la carga de realidad es mayor y en otros menor; en algunos hay personajes completamente ficticios, para contar esas historias, y en otros los propios autores se hacen cargo de su relato, pero todos tienen su base real», cuenta el autor, que fue finalista del premio Andalucía de la Crítica con esta obra.

«Seres extraños, extraños seres» , publicado por la editorial Adeshoras , cuenta historias que se podrían atribuir a los personajes, y a veces también son reales. Fernando Molero Campos empieza por personajes que con toda propiedad en su tiempo se llamaban «freaks» , que significa monstruos: los siameses Chang y Eng, la mujer barbuda Olga Roderick y el empresario circense Phineas Taylor Barnum, conocido como «el Príncipe de los charlatanes», que era quien los exhibía.

El escritor confiesa su interés por «personajes que se salgan un poco de la norma, y no siempre tiene que ser un freak». Esta palabra no significaba lo que hoy, sino que designaba a personas «con alguna deformidad o peculiaridad física, que les llevaba a ser rechazados por la sociedad y a buscarse la vida a veces exhibiéndose». «Al ser extraños, al ser personas que tienen una marca y están aislados, para mí entrañan algo que los hace muy interesantes. Los que llevamos una vida ‘normal’ hacemos siempre lo mismo, pero estas personas que se salen de la norma son más atractivos», relata Fernando Molero.

También aparece el pintor Oskar Kokoschka , de quien se dice que después de que Alma Mahler le abandonara, se encargó una muñeca que reproducía a su antigua amante e incluso la llevaba a la ópera. Y todo ello, explicó el narrador, narrado por un discípulo inventado de Sigmund Freud que se obsesiona con ese asunto.

De ahí llega a grandes personajes de la historia, como Franz Kafka . No tiene, según el escritor, nada peculiar, pero sí lo es el mundo que crea, por ejemplo, en « La metamorfosis ». Es un cuento de hace diez años, después de haber viajado a Praga, y habla de la relación con una joven que trabajaba en una tienda cercana mientras él estudiaba para unas oposiciones. Con ella se comunicaba a través de gestos.

En otro relato es Kennedy como reclamo, pero no es el protagonista, sino una pintora que tiene que hacer un retrato y queda tan fascinada «que no podía pintarlo como quería». Cuando lo asesinaron, nunca entregó ninguno de los 25 cuadros , porque «no había sido capaz de aprehender la esencia del personaje ». «Me interesaba porque hablaba de la dificultad de los creadores para encontrar la forma más adecuada para contar aquello que quieren. Como narrador puedo encontrar una historia, pero hace falta algo que haga que esta historia funcione, y muchas veces no se encuentra», dice.

No ha sido su último lanzamiento: acaba de publicar en Amazon «Relatos de la cuarentena» , una colección de piezas que escribió durante el confinamiento por el coronavirus y que publicó en Facebook con mucho éxito entre sus amigos. Son pequeñas historias familiares, concebidas cada uno de aquellos días, que ahora ven la luz.