Feria de Córdoba de 2022 | Paso corto y vista larga en el día grande de los caballos

«Hoy es un día especial, pero yo vengo siempre: nuestra misión es adornar esta fiesta con nuestros coches», señala Rafael Manuel, que tiene muy claro cuáles son las claves para el lucimiento de las cabalgaduras y de los enganches. «Lo más importante es que todo esté limpio, muy limpio, desde las guarniciones a los animales, y mirar siempre por su bienestar», añade.

Otra cuestión fundamental: ir siempre en pareja, acompañado. «Venimos con seres vivos que tienen sus reacciones, y no sabe uno si va a haber un contratiempo, por eso el cochero tiene que estar siempre con el lacayo, para que le ayude si sucede cualquier cosa», apostilla El Cachorro , que viste a la inglesa con una guarnición de pecherín de color avellana .

Rafael Manuel ha llegado a la sede de la celebración de Nuestra Señora de la Salud desde la avenida de Gran Capitán , en la que ha recogido a unos clientes que le han alquilado uno de sus coches para toda la jornada. «Depende de la capacidad de cada enganche, pero el precio por un día completo es de en torno a quinientos cincuenta euros», informa el ganadero, que asegura que ha visto una clara mejoría en el Paseo de Caballos conforme los años han ido pasando. Coincide con él Maribel Ortega , que dirige el centro de equitación que lleva su nombre también en la carretera de Trassierra .

«Creo que hemos ido a mejor, pero hay cosas que faltan, como por ejemplo más sombras y una ampliación de las calles por las podemos pasar con los caballos: en la transversales no podemos estar, y no me parece bien», reflexiona la mujer, que acude a la Feria de Córdoba acompaña por Rafael, su pareja, cada uno en su caballo. Lucía Gutiérrez , de veinte años, es natural de Aguilar de la Frontera y pisa por primera vez la Feria de Córdoba a caballo. Lo hace a lomos de Abanico . «Pero mi caballo es otro, Edi, que está aquí al lado, junto a mi hermano», dice la chica, a la que el lucimiento del circuito para los equinos le parece notable.

En la jornada grande de los caballos en el recinto ferial participa también Martina , una treintañera de Valladolid que acude con una yegua, de nombre Samara, que le ha prestado su prima hermana Sofía. «Hemos ido muchos años juntas a la Feria de Sevilla, y este año también a la de Jerez, y me quedaba la de Córdoba por conocer. Y aquí estamos», declara. La mujer, funcionaria del Estado, lleva en la sangre el amor por los caballos. «Mi padre, que en paz descanse, me enseñó desde que era una niña que en la relación con los animales hay algo importante. Desde que era una cría me montaba con él en Júpiter , que era su caballo, y con el que dábamos grandes paseos por nuestra finca», agrega la amazonas, que viste una falda negra con encajes y borlas y una chaqueta morada de estilo bandolero.

«¿Canta mucho que no soy andaluza? Si no hablo, quiero decir», se pregunta con guasa la jinete, una más del nutrido grupo que participó en la exhibición del recinto ferial. Un caballista la escucha y le responde con naturalidad: «Qué se te va a notar ni se te va a notar: tú pareces que te has criado en el Campo de la Verdad. Aunque las eses sí que las pronuncias como nadie en la Feria...»

En el concurso —que tuvo por jurado a José Fuentes como presidente y a Luis Ribera, Mercedes Díaz y Juan Robles como delegados— resultaron ganadores los siguientes coches: María Teresa Requena (limonera), María Antonia Torres (tronco), Enrique López (cuarta), Ismael Román (mular) y Juan carlos López (fantasía).