David Fernández, director de orquesta: «En Alemania no tienen más talento que nosotros»

¿Sueña con corcheas?

A veces he soñado que estaba ensayando.

Usted vive en un pentagrama.

Sí. Paso muchas horas con la música. Nunca he dicho «voy a trabajar». Disfruto mucho de pasar todo el día entre pentagramas .

Con ocho años ya ingresó en el Conservatorio. Quería hacer guitarra o piano, pero acabó estudiando viola. Con 13 ya sabía que su universo era el solfeo. Y fue uno de los primeros alumnos que inauguró el plan de simultaneidad de enseñanza media y música. No le fue mal. Ganó el Premio Nacional de Bachillerato .

Lo suyo da miedo.

Tuve facilidad de cara a los estudios . No me cuesta mucho sentarme a estudiar o a trabajar. Pero no soy el típico empollón. También era Scouts y hacía mis cosas.

Y eligió economía frente a ciencias sociales en bachillerato.

El bachillerato era de artes escénicas . Teníamos asignaturas obligatorias y luego el instituto nos ofrecía de forma voluntaria algunas de modalidad. Hice en primero de bachillerato economía y matemáticas. En segundo, biología.

¿Cómo es la mente de un músico?

Imagino que un percusionista sí tiene esa parte rítmica y racional muy marcada. Yo me veo más humanista y, de hecho, eso hizo que luego me pasara a la dirección de orquesta. No solo tenía que estudiar muchas horas de mi instrumento sino que siempre me ha interesado la historia y la filosofía .

¿Se fue a Alemania porque allí lo entienden mejor?

En Madrid me fue bien. Estudié otros cuatro años en el Conservatorio y terminé también con matrícula de honor . Pero en el último año tenía que decidir si hacer un máster u oposiciones al Conservatorio. Me di cuenta de que no quería seguir con la viola porque mi idea era tocar en orquesta, aunque el panorama era muy difícil. El virtuosismo no me llenaba. Empecé a dar clases con Miguel Romea , un profesor de dirección con muchos alumnos. Me dijo que estudiara dirección. El sitio más famoso era aquí en Weimar , de donde han salido muchos directores.

Es usted director de la Kammerphilharmonie de Weimar. ¿Qué lección ha aprendido con letras de oro?

He fundado la orquesta junto a una compañera y la idea de este proyecto es poder desarrollar programas que nos gustan. Estoy aprendiendo mucho de gestión. Poner un proyecto en marcha y encontrar financiación para pagar a los músicos son horas de vuelo. Como los pilotos.

¿Y le quedan muchas horas de vuelo?

Los directores famosos dicen que empiezan a enterarse de cómo funciona esto a partir de los ochenta años. Cada orquesta es diferente en cada sitio. Le dedico muchas horas y mucho esfuerzo y por eso ahora me puedo atrever a ponerme al frente de la Orquesta Joven de Córdoba.

¿Alemania es la meca de la música clásica?

Es un país que tiene una tradición y una industria que hacen que se pueda vivir aquí de esto sin tanta dificultad como en otros países. La Orquesta de Córdoba se funda en 1992 y la de Weimar en 1500 y pico. Bach y Franz Liszt fueron directores. Pero tampoco debemos idealizarlo. He visto representaciones de ópera en Múnich o Berlín que envidian bastante al Teatro Real de Madrid. Nosotros tenemos mucho talento y en cualquier orquesta de aquí hay españoles.

¿Qué tiene un músico alemán que no tenga uno español?

La tradición. Ellos tienen una cultura de orquesta que se traduce en el sonido y en cómo tocan. Cada orquesta tiene su personalidad. En Alemania hay 120 orquestas profesionales y solo en Weimar hay 20 estudiantes de dirección . Pero no tienen más talento que nosotros. Si miramos, por ejemplo, la Orquesta Joven Europea, España gana por goleada en cantidad de miembros. Y eso que dicen del trabajo y la perseverancia pues depende. Aquí hay muchos españoles partiéndose el lomo y estudiando muchas horas.

¿Talento o disciplina prusiana?

Lo que decía Picasso : «Que la inspiración te pille trabajando». Talento hay que tener. Y esa forma que tenemos de vivir la vida con emoción es muy importante. Pero te tiene que pillar trabajando.

¿Y a usted le pilla trabajando?

Siempre. Por eso tengo una hernia.

Usted será el próximo director de la Orquesta Joven de Córdoba. ¿Le tiemblan las piernas?

No. Todos los pasos que he ido dando los he intentado dar con mucha cautela. Si me temblasen las piernas no me hubiera presentado al proceso de selección. Al revés: tengo ganas, ilusión y muchas ideas .

El actual director de la Orquesta Joven ha dicho lo siguiente: «Económicamente hacemos magia». ¿Usted está preparado para la brujería?

Ese es uno de los grandes temas. Y sí: estoy preparado. Me tendré que ver las películas de Harry Potter todas las veces que haga falta. Es una triste realidad que la Orquesta Joven tiene muy poco apoyo económico y las cifras que se manejan son ridículas. Es bueno que intentemos hacer entender a los agentes de la sociedad la importancia de este proyecto. En Alemania se entiende rápidamente cuál es el valor de la cultura .

¿La batuta es cosa de hombres?

Esa es una gran pregunta. Obviamente soy feminista . Y no: no es cosa de hombres. Por desgracia, es un camino difícil y hay que trabajar mucho. Hay que conseguir que las mujeres en los primeros años de formación no tengan ese techo de cristal , que se sientan apoyadas y que sientan que si quieren ser directoras de orquesta pueden serlo. La dirección de orquesta no tiene género, aunque parece que está costando mucho.

¿Y por qué sigue habiendo un techo de cristal?

Por la falta de referentes. Si yo fuese una niña de 14 años y miro a los directores de orquesta, siempre veo a hombres. Cuesta mucho encontrar un vídeo dirigiendo a una mujer. En mi clase de dirección solo hay una. Entiendo que puedan surgir inseguridades . Y hay gente que sigue siendo machista. Es una realidad innegable que hay que pelear.

¿Es partidario de las cuotas?

Las veo difíciles. Es fácil que salga el machirulo que diga que se han puesto mujeres para rellenar la cuota y no porque sean buenas.

Usted ha dicho lo siguiente: «La figura del director de orquesta está estereotipada». ¿Por ejemplo?

Hay un libro de un inglés que habla del mito del maestro. Si pensamos en un director de orquesta no pensamos en alguien joven, sino en un señor mayor, con el pelo blanco y frac. Nadie piensa en una mujer de 30 años cuando hay algunas dirigiendo mucho mejor que algunos señores de 70 años.

¿Qué hay que tener para ser un buen director de orquesta?

Lo primero empatía y capacidad de liderazgo . Y eso incluye muchas cosas: entender a los músicos, entender lo que es necesario y estudiar más que nadie. Ser el capitán del barco.

Y usted se siente capitán del barco.

Ahora en la Orquesta Joven lo seré. Por suerte, no estoy solo. Hay una junta directiva que es la que realmente trabaja y son todos muy jóvenes y músicos de la orquesta.

Y no le da vértigo el poder.

No. Por suerte, mi profesora de viola siempre me repitió que había que tener humildad y los pies en el suelo. Quien se sienta especial por hacer esto se está equivocando. Tú te pones al servicio de los demás, no que los demás toquen para ti. Eso es muy antiguo. En los años treinta los directores de orquesta eran muy dictadores . Eran figuras muy autoritarias.

¿Mientras más se acerca a la batuta, más se aleja de la viola?

No. Ya no tengo tanto tiempo de estudiar pero me ayuda mucho pensar en la música de cámara y la experiencia que tuve con el cuarteto. Yo no dirijo para mí, sino para ellos. Ayuda mucho pensar desde el instrumento. En el fútbol, por ejemplo, a un entrenador que no haya sido futbolista antes le cuesta más.

¿La música es un trance espiritual?

Es algo que nos permite trascender y dar un sentido a la vida más allá del día a día. Hay determinadas músicas que te conectan con una parte de ti que está más allá de la realidad .

¿Y adónde le lleva a usted?

Lo más fuerte que tuve fue cuando toqué en la Orquesta Nacional de España en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza , que es impresionante. Son momentos en los que no estás. Simplemente estás en esa energía que se crea. Esa parte humana de comunión de almas . Son momentos mágicos.

Carlos Domínguez-Nieto, director de la Orquesta de Córdoba, ya sabía con 8 años que quería ser director. ¿Y usted?

Yo no. De pequeño quería ser torero. Mi abuelo era muy taurino. Y ahora ya no disfruto de las corridas de toros .

¿Sufre por Ucrania?

Sí. Pero no solo por Ucrania. Yo viví con un etíope el año pasado y nadie sabe lo que está pasando en la guerra de Tigray .

¿La música amansa la guerra?

Es difícil. Se utilizan a veces eslóganes que no son reales. Lo que se puede hacer con la música es dar ejemplo. Aquí en Weimar han organizado estudiantes rusos y ucranianos un concierto juntos. Y nosotros podemos dar voz a cosas en las que creemos.