Vecinos de Ciudad Jardín crean una red de apoyo a mayores contra los efectos del confinamiento

El entorno es fundamental porque son dos barrios con mucha población de personas mayores, y eso lo sabía. Así que junto a su hermana, Mercedes , y su amiga Alicia Auquilla, todos ellos vinculados a las catequesis y al movimiento juvenil de la parroquia de Santa Teresa , en la calle Previsión. Están entre los barrios de Ciudad Jardín y Vista Alegre, y también muy cerca de San Basilio, así que dispusieron carteles por esta zona para que las personas que lo necesitasen les llamaran para alguna compra , una gestión o un recado. Y lo han hecho cuando las llamadas han empezado a llegar.

Por ahora la farmacia es lo que más les piden, y no es una tarea pequeña en personas que al margen del coronavirus necesitan medicación habitual para ciertas enfermedades. «Por lo general nos llaman y nos piden una medicina en concreto, y antes nos tenemos que pasar por sus casas para que nos den la tarjeta sanitaria con la que comprarla», cuenta. Luego la adquieren y la dejan en sus casas.

Fernando Rivera, de 22 años y estudiante universitario , relata cómo lo que encontraron de las personas a las que ayudaban fue al principio miedo incluso a todo contacto, por miedo a un contagio involuntario. Con el tiempo parece que van confiando más en estos jóvenes que han aparecido para ayudarles con tareas que hasta que comenzó esta crisis, casi por sorpresa, podían hacer por sí mismos .

Es consciente de que la ayuda es necesaria, pero también de que incluso para prestarla a los demás es preciso guardar al máximo las precuaciones : «La mayoría de los jóvenes, si tenemos el virus es de forma asintomática , así que tenemos que evitar que las personas mayores lo reciban sin que nos demos cuenta de que lo hemos tenido».

Son las mismas redes que se han organizado de forma espontánea en muchos otros lugares, casi siempre de una forma muy pequeña, en ciertas calles o incluso en bloques de viviendas , donde los vecinos se conocen y ofrecen su colaboración para las personas que tienen más difícil salir de sus casas.

Lo han hecho también varias cofradías. La Buena Muerte fue otra de las pioneras, casi al comenzar el estado de alarma, y su hermano mayor, Joaquín de Velasco , cuenta cómo sobre todo se trata de ayudar a personas mayores a hacer la compra. «Los encargos son muy claros, casi siempre de llevar comida y medicinas, y de llevar comida desde sus pescaderías y tiendas de confianza », resalta.

Se ha hecho lo mismo en la cofradía del Santo Sepulcro , que al margen de las necesidades básicas ha sido capataz de atender casos singulares. Lo cuenta su hermano mayor, Enrique León : una persona se quedó sin televisor durante los días de la cuarentena y el problema no era pequeño, porque las tiendas estaban cerradas y afrontar sin ella el aislamiento habría sido una dificultad añadida. Rápidamente hicieron la gestión y consiguieron la cesión de una que ha aliviado la soledad del confinamiento .