Coronavirus en Córdoba
La lucha en la UCI: «En los últimos momentos eres tú quien acompaña al paciente y le das el último adiós»
ABC acompaña a los profesionales de la UCI y Urgencias del hospital de la Cruz Roja, cuyos testimonios reflejan la dureza de la enfermedad
Una doctora atiende a un paciente en la UCI para enfermos de coronavirus en la Cruz Roja de Córdoba
Pasar una mañana en las Urgencias y la UCI del hospital de la Cruz Roja de Córdoba es acudir a uno de los frentes de la batalla contra el coronavirus -el peso lo lleva la sanidad pública, pero la privada también combate-. Para ... librar esta pelea, este complejo sanitario, como los demás, ha tenido que multiplicarse... por dos, en concreto. Porque en Urgencias hay un doble canal , para pacientes que puedan tener el virus y para los que no. Porque las ocho plazas de su Unidad de Cuidados Intensivos se reservan ahora a afectados por covid-19 y habilitaron otra UCI con cuatro camas, ampliables a siete u ocho, para quienes no estén infectados. O porque tienen una planta aislada para estos enfermos -llegaron a ser dos-. Así lo explican el director gerente, Luis Luengo , y el director médico, Manuel López.
Ahora, tienen sólo un ingresado por coronavirus : está en la planta dedicada a ellos [cuando se hizo este reportaje esta semana, había tres: de ellos, uno en la UCI de pacientes con covid-19]. En la última semana de marzo, se dio su pico: 14 hospitalizados , de los que tres estaban en la UCI -llegaron a tener cuatro en ella-. El director médico de Cruz Roja rememora que adaptarse a la irrupción de la epidemia fue «laborioso». Porque, cuando estalló, «los cambios en las recomendaciones del Ministerio eran muy frecuentes». «Ha habido un gran esfuerzo de los trabajadores, pese al miedo a una pandemia desconocida y la exposición a ella», que han buscado reducir al máximo. «No fue sencillo lograr el material de protección », admite López.
Luengo añade que «todos nuestros profesionales han estado bien protegidos en todo momento» -lo último son pruebas que están haciendo a su personal para conocer su estado inmunológico ante el coronavirus-. Pese a ello, como es lógico, no pudieron evitar «algunos contagios» en la plantilla. Diez y media, momento de entrar en Urgencias (allí trabajan unas 50 personas, y en todo el hospital son en torno a 250).
«Aquí haces tu trabajo y te gusta. Pero en casa tienes miedo a transmitir la enfermedad»
Luengo avisa al plumilla del descenso de afluencia que han tenido: «En los primeros compases del covid-19, estuvimos al 15%, 20%, de la actividad que teníamos antes. En las últimas semanas, estamos, más o menos, al 25%». El miedo a ir a hospitales , en plena pandemia, merma el flujo a las urgencias [ver página 20]. Ante ello, Luengo quiere «tranquilizar» a la ciudadanía: «Tomamos todas las medidas para garantizar la seguridad en la asistencia sanitaria».
Al entrar, uno se encuentra con la médica Inmaculada Ruiz , que se incorporó en 2007 al hospital, y en él siempre ha estado en Urgencias. Los que tienen coronavirus, explica, llegan «con mucho miedo. La familia también lo tiene y ellos no pueden entrar en Urgencias ». El temor no es exclusivo de los pacientes. La doctora Ruiz asegura que al principio, cuando «no te habías enfrentado al bicho», había «el miedo a lo que te ibas a encontrar, cómo te ibas a proteger...».
«Al pasar los días, vimos que con una buena protección se puede atender al paciente igual», finaliza y se dirige a su consulta. De otra sale la médica Antonia Relaño , que lleva 13 años en Cruz Roja, siempre en Urgencias. Dice que los tiempos del coronavirus son «duros. Aquí, haces tu trabajo, te gusta y ayudas. Pero vas a casa y tienes miedo de transmitir la enfermedad a la familia, a los niños. Y te vas también con la preocupación de cómo evolucionarán los pacientes que has dejado aquí». Precisa que en el hospital «nos han protegido muchísimo».
Pese a ello, profesionales de este complejo sanitario han enfermado. Es el caso de Mercedes Caballero , auxiliar de enfermería de baja por la epidemia, que espera el resultado de una prueba en las dependencias del circuito de covid-19 de las Urgencias. Pasado un rato, le informan de que no requiere hospitalización. Sí deberá seguir tratamiento en su piso, aislada. «He estado muy mal en mi casa, con una fiebre grande y sigo con el ahogo. He tenido miedo , pero sé que se me pasará y pronto, si Dios quiere, a trabajar».
Es una época dura en la que un compañero le debe comunicar a otro que ha dado positivo. De ello da fe Carlos Marín , jefe de Enfermería del hospital (ocupa ese cargo desde 2019 y lleva en la casa desde hace 20 años). «Es complicado informar a un compañero de que se ha contagiado. Es que mis compañeros son mi familia », relata. Lo bueno, dice, es que todos los casos en la plantilla «han tenido buena evolución».
Asegura que, con el coronavirus, están librando una « batalla bastante dura», pero «no nos hemos visto desbordados». Y confiesa, sobre el impacto del covid-19 en su trabajo, que «al principio había mucho miedo, pero, a pesar de eso, lo hemos vencido y ahora hay respeto». Son las huellas psicológicas de la epidemia. Las hay físicas.
En la frente de la auxiliar de enfermería de la UCI Loli Morales es visible la marca que le ha dejado la protección tras llevar dos horas el equipo para evitar contagios. «Duele un poquito», asegura, pero, para daño, el que hace su humano y descarnado retrato de lo cruel que es esta enfermedad.
Una doctora habla con una persona contagiada en el hospital de la Cruz Roja de Córdoba
Morales, que suma dos años y medio trabajando en la UCI y más de tres lustros en Cruz Roja, asegura que es «la soledad de quienes están aquí ingresados a lo que más nos ha costado adaptarnos. Sólo les acompañas tú». El hospital les ha dado una «tablet» para que, cuando los pacientes de UCI estén en condiciones, puedan hacer videollamadas , en las que, revela, los ingresados «se emocionan muchísimo; ellos y nosotras». Y recuerda un episodio con Pepe, un paciente. Cuando se recuperó en la UCI, una de las videollamadas a su mujer fue el Domingo de Resurrección. Pepe mejoraba y su esposa dijo: «No soy creyente, pero para mí hoy es Domingo de Resurrección . Me emocioné».
«Tratamos de ser la familia de los pacientes, que requieren mucha atención»
Las familias mandan, además, a los pacientes mensajes de voz , que les ponen aunque estén inconscientes: «A lo mejor lo escuchan». Y rememora uno que le llegó a «un señor entubado, dormido». «La mujer le mandó un mensaje de ánimo. Parecía que le hablaba. Tenía tanta fuerza. No podía parar de llorar. Se te parte el alma», recuerda con emoción. Finaliza afirmando que, ante una defunción en estas circunstancias, siente « muchísimo dolor , porque en los últimos momentos eres tú quien acompaña al paciente y le das el último adiós. Acabaremos todos emocionalmente un poco tocados».
La hora de comer se aproxima y la jefa de la UCI del hospital de la Cruz Roja, Noelia Muñoz (lleva un año en el cargo y nueve en este complejo sanitario, siempre en esta unidad, que suma unos 30 trabajadores), puede salir de su trinchera, donde el covid-19 ahora da menos guerra. Cuando tuvieron el pico de ingresados [llegaron a tener cuatro en la UCI], «hubo una gran carga de trabajo. Son pacientes que requieren mucha atención». Pese a los aparatosos trajes de protección que deben llevar, Muñoz señala que han buscado mantener el «contacto» con los ingresados: «Hemos tratado de ser un poco su familia ».
Trabajo en la UCI del hospital de la Cruz Roja de Córdoba
Indica que «hemos tenido pacientes que salen adelante y sube mucho la moral». Y se detiene igualmente en la enorme crueldad de esta epidemia. Cuenta que uno de sus ingresados falleció, pero antes la familia quiso mandarle un mensaje de audio: «Se lo pusimos al enfermo, que no estaba consciente, y la familia pudo tener la pequeña sensación de decirle adiós ».
«Es imposible decir que no te lo llevas a casa», expone: «No puedes dejar de pensar que tienes la vida de una persona postrada en una cama y que no hay ningún tratamiento efectivo. Buscas la manera de ayudarle, pero hay unas limitaciones tales que te preguntas si lo estás haciendo bien». Son las tres. Hora de dejar este frente, donde un ejército de superhéroes de carne y hueso combaten con la epidemia con su excelente labor y un arsenal de empatía con sus pacientes.
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