Arqueología
Cinabrio, el rojo mortal de las ropas más antiguas halladas en Obejo de hace miles de años
El estudio de los tejidos más antiguos hallados en España revela detalles de la vida en los asentamientos de la prehistoria
Hallan en una cueva de la Sierra Morena cordobesa las ropas más antiguas de España, de 5.400 años
Imagen ampliada del textil 5 hallado en Peñacalera, teñido con cinabrio. La barra a escala de la izquierda representa un milímetro
El bermellón, un rojo intenso, era un color muy apreciado en la Antigüedad clásica elaborado a partir del mineral de cinabrio . Roma gastaba ingentes cantidades, y eso que sólo podían permitírselo las élites dirigentes debido al elevado precio del pigmento. Se usaba, ... por ejemplo, para teñir las túnicas de los emperadores , pero también para pintar murales, decorar cerámica o edificios y hasta para iluminar libros.
También lo usaron en algún momento los habitantes de Sierra Morena en el Neolítico tardío , como lo demuestran los trozos de tela tejida hallados en una cueva de Obejo, en Peñacalera , cuyo análisis se acaba de dar a conocer. Algunos de ellos tienen hasta 5.400 años de antigüedad , aunque el fragmento bermellón es un milenio posterior (2.500-2.300 a.C.). Aun así, nunca antes habían aparecido en España telas teñidas con cinabrio de tal antigüedad, lo que demuestra según los autores del estudio que el precaido tinte ya se usaba en la Península Ibérica durante la prehistoria.
Lo que no sabían nuestros antepasados es que ese rojo puede ser mortal.
El cinabrio es un sulfuro compuesto en un 15 por ciento por azufre y en un 85 por ciento por mercurio . Y el mercurio, fuera de los termómetros, resulta un potente veneno. En la Antigüedad se obtenía sobre todo en las cercanas minas de Almadén (Ciudad Real), de donde ha salido un tercio de todo el cinabrio consumido en el mundo, según una estimación del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
La explotación de las minas de Almadén está documentada desde la Antigüedad clásica, pero seguramente ya estaban operativas desde mucho antes. Los autores del análisis sobre las ropas de Peñacalera citan un estudio reciente que indica que el empleo del cinabrio estaba tan extendido en la región que pudo provocar el envenenamiento de gran parte de la población prehistórica de Portugal entre el Neolítico tardío y la Edad del Cobre.
Localización de la cueva en la Sierra de Obejo
En la Península Ibérica se han hallado restos de cinabrio en enterramientos de esa misma época, pero decantados en huesos de las fosas, nunca (hasta ahora) en la ropa ; la materia orgánica se descompone, pero el cinabrio persiste y termina impregnando la osamenta. El pigmento también se encontró, por ejemplo, en objetos de cerámica o en brazaletes de piedra hallados en la Cueva de los Murciélagos de Zuheros . Su uso está documentado en la Península Ibérica en torno a 5.500-4.800 a.C. como fecha más temprana.
No podemos saber si quienes fueron enterrados en la cueva de Obejo (hay restos de cinco invididuos en dos épocas diferentes) murieron envenenados por el mercurio de sus ropas. Los investigadores están pendientes aún de los resultados de los análisis forenses de los huesos que se han podido rescatar. Pero estos restos estaban en muy mal estado, según explica el investigador de la Universidad de Córdoba Rafael M. Martínez, uno de los coautores del estudio.
El hallazgo de la cueva
Ahí está la paradoja: las condiciones de la cueva de Peñacalera permitieron conservar restos textiles muy infrecuentes en todo el mundo, pero casi acabaron con los huesos que suelen ser uno de los principales objetos de interés de una excavación arqueológica. ¿Qué hizo especial a esta remota grieta de la Sierra Morena cordobesa?
Ramírez estuvo presente en la excavación arqueológica de 2016. Dos años antes, espeleólogos del grupo G40 habían descubierto una grieta no muy prometedora en la zona, pero la abundante presencia de murciélagos les hizo pensar que podría tener más desarrollo. Entraron, «vieron algunas cerámicas y lo comunicaron», recuerda el profesor de la UCO.
Planimetría de la cueva según el estudio, con la indicación de los puntos en que aparecieron los diferentes restos
Cuando llegaron los arqueólogos, encontraron que el lugar había servido de refugio animal durante siglos . No sólo murciélagos, sino también jinetas, meloncillos o garduñas habían hecho de la grieta su cubil. La cantidad de guano allí depositada era tal que había cambiado la composición química del suelo . En consecuencia, «los huesos estaban muy mal conservados, a diferencia de lo que pasa en otras cuevas kársticas, pero el material orgánico como algunas cortezas y ramas se conservó bien», relata Ramírez.
¿A qué cultura pertenecían?
Queda por discernir a qué culturas pertenecieron quienes fueron enterrados en esta remota cueva de Obejo . Los restos se corresponden con dos épocas diferentes: la primera, la más antigua, se ha datado a mediados del cuarto milenio a.C., cuando «está en discusión si se conoce el cobre o no» en la Península Ibérica, dice el investigador. La segunda se sitúa en la llamada cultura campaniforme, a mediados del tercer milenio a.C., de donde procede el tejido más elaborado y teñido con cinabrio.
En toda la provincia de Córdoba hubo una sorprendente presencia de asentamientos prehistóricos , principalmente en la Campiña y en el valle del Guadiato, informa Ramírez. En Torreparedones, más conocido como yacimiento por la presencia romana, los sustratos más antiguos datan del 3.100 a.C. Hay también restos de edades similares en Montoro, en Belmez, en la propia capital... Nunca, sin embargo, llegaron a conformar una sociedad propia con rasgos comunes , como sí ocurrió con la cultura argárica (2200-1550 a.C.), un protoestado en el sureste peninsular; o, en torno a un milenio antes, la de los Millares casi en la misma zona, contemporánea de quienes fueron enterrados en la cueva sepulcral de Obejo.
Los investigadores se refieren a estos poblados primitivos sin adscripción cultural de una manera informal. Ramírez explica que « hablamos del complejo de las 'cazuelas carenadas', que se asocia al inicio de la Edad Cobre en la Península Ibérica. No es una cultura como tal sino que tienen similitudes en cerámicas, patrones de asentamiento... pero no es que fueran de la misma etnia». Desde el Tajo hasta Almería se han encontrado en estos asentamientos unos grandes recipientes de poca profundidad, de ahí su nombre . Son, aclara el investigador, una especie de paelleras de barro. Quizás, en el fondo, aquellos primeros pobladores de la Península ya tenían algo de españoles.
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