Un científico loco, un suegro poderoso y un tesorero sin dinero: los otros personajes del viaje de Magallanes en Córdoba

Magallanes y Elcano -tanto monta- han quedado para la historia como los principales artífices de aquella hazaña que, en realidad, supuso un esfuerzo colectivo , tanto material como humano y, aunque a veces se olvide, también científico y tecnológico . Vaya un dato por delante: de los 239 hombres que partieron de Sanlúcar, sólo regresaron con vida 18 . Pero además, muchos otros que no embarcaron en la expedición fueron también importantes en su diseño y desarrollo.

Una exposición organizada por la Consejería de Cultura en el Archivo Histórico Provincial con motivo del quinto centenario de la circunnavegación enseña hasta el 23 de octubre el papel de algunos de aquellos hombres -y también mujeres-. La muestra, de pequeño formato , esta pensada sobre todo para escolares, pero su visita bien merece la pena a cualquier aficionado a la historia.

La exhibición, que lleva por título 'Firmaron de su mano Magalhaes y Elcano' , muestra en Córdoba copias no facsímiles de algunos de los documentos más importantes relacionados con la primera vuelta al mundo. Los españoles, en sus aventuras y correrías por todo el mundo desde finales del siglo XV, tenían por costumbre anotar y llevar la cuenta hasta de los detalles más nimios , lo que ha permitido a los historiadores reconstruir con un alto grado de precisión episodios históricos como el que nos ocupa, además de los fracasos.

Así asoman a este relato personajes poco conocidos pero imprescindibles. Como el suegro de Magallanes , un potentado que le sirvió al portugués para moverse en la Sevilla de comienzos del XVI. El marino desconocía el idioma y las costumbres de la época, pero don Diego Barbosa -también de origen luso- , debía de dominarlas: era el teniente de alcaide del Alcázar y las Atarazanas . Su relación fue tan estrecha que Magallanes terminó casándose con la hija de Barbosa, Beatriz , un año antes de emprender la expedición en la que perdió su vida.

El documento más antiguo que se muestra en la exposición data de 1518, fecha en la que el yerno apodera al suegro ante la Casa de Contratación d e las Indias para «comprar e fazer para la dicha Armada, asý de navíos como de mantenimientos e mercaderías».

También se menciona en los textos de la época al cosmógrafo Ruy Falero -de nuevo, un portugués- , comendador de la orden de Santiago que convenció a Carlos I de las bondades de la expedición. De hecho, la Armada debía estar comandada al alimón por los dos marinos lusos, pero Falero jamás llegó a embarcar por orden real. Su hermano Francisco dejó constancia por escrito en 1527 -y el documento se muestra en la exposición- el motivo: «Aver perdido el juicio». En cristiano, Ruy Falero se volvió majareta.

Las crónicas hablan asimismo de Andrés de San Martín, un geógrafo sevillano que se desempeñaba como piloto de la Casa de Contratación. En una expedición anterior ejerció como teniente de tesorero, pero no debía de manejarse bien con los dineros ajenos y a su vuelta había un descuadre en las cuentas del que se le hizo responsable. Ni siquiera tenía permitido salir del reino , mucho menos en una expedición oceánica, mientras no pagara su deuda.

La deposición de Ruy Falero como cosmógrafo le dio a San Martín la oportunidad que buscaba. Hacía falta un cosmógrafo experto para poder delimitar la posición de los barcos, si bien en esa época sólo se podía calcular con instrumentos precisos la latitud (el desvío hacia el norte o el sur), jamás la distancia relativa o longitud este-oeste.

Una vez más, los papeles conservados relatan la porfía del marino sevillano por enrolarse con Magallanes , cosa que obtuvo tan sólo tres semanas antes de la partida de la exposición. A cambio, se le redujo la deuda con la Corona a tan sólo 100 ducados, que debía pagar sin demora a la vuelta. Andrés de San Martín no estaba entre los 18 marinos que volvieron a Sanlúcar en 1522.

Todos estos originales se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla . Su valor histórico es incalculable por lo que no es posible, asegura la directora del Archivo, Alicia Córdoba, mostrar los documentos auténticos en una exposición como ésta por motivos de conservación. Pero sí se puede conocer un poco más a personajes anóminos que, por desgracia, no siempre obtuvieron el pago merecido por su esfuerzos. También eso se aprende en la exposición.