(Vídeo) Los jóvenes viven la vigilia de la Inmaculada Concepción en las calles y la Catedral de Córdoba

Azul suave, tirando a gris, pero claro, del mismo color de las casullas que ya empiezan a poblar las sacristías de las iglesias de la ciudad y de todo el catolicismo. Porque a esas horas, cuando sería imposible distinguir un hilo blanco de otro negro si no existiera la luz eléctrica, ya es la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen.

En las misas de vísperas más tempranas ya se escucha la profecía del Apocalipsis, de las estrellas y de la mujer que pisa el pecado, y a esas horas, todavía 7 de diciembre, los jóvenes cristianos se reúnen en torno a la Virgen para rezar en la Vigilia de la Inmaculada Concepción.

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La ya tradición se inició hace unos años con alguna de las hermosas tallas que hay en las iglesias de Córdoba, pero desde este 2023 tienen su propia titular, una imagen de vestir que ha realizado el artista de Puente Genil Clemente Rivas, que muestra a la Virgen mística y ensimismada, con las manos a punto de unirse.

Con Ella pisan las calles los que se reúnen en torno a la Delegación Diocesana de Juventud, 'la Dele', y los grupos jóvenes de algunas hermandades, desde la Compañía hasta la Catedral. Va la imagen sobre un paso sencillo de tono que no puede ser más que azul celeste.

Se eleva en una alta peana de orfebrería con escudo carmelita, y la iluminan cuatro faroles y doce piezas de candelería. En las jarras están las piñas cónicas de claveles blancos, tan clásicas del día de la Inmaculada, y las mismas flores llenan los frisos.

Al salir suena la Marcha Real, que alguien recuerda que la Inmaculada Concepción es la patrona de España, y acto seguido 'Coronación de la Macarena' interpretada por la Banda Sinfónica de Dos Torres, y el frío de diciembre parece haberse evaporado con el incienso que se eleva. En torno a las imágenes siempre está el calor de la cercanía.

Hay un nutrido público que la ve salir de la Compañía, pasar junto al triunfo de San Rafael y enmarcarse en la portada neoclásica de Santa Victoria, y poco después se detiene. Ya es casi de noche. La poca tarde que quedaba se va marchando y quedan los faroles que tanto saben de procesiones y de momentos. En Semana Santa y en cualquier época del año.

El alma vuelve a lo seguro de la tradición en ese rato y al poco la Virgen vuelve a andar y busca la guía de la torre de la Catedral, por las calles estrechas, y con un cortejo de luces que señalan el camino. Nadie teme a la lluvia porque tiene el recuerdo del pozo azul de la tarde.

Entre el bosque de columnas espera el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, para rezar junto a los jóvenes en la víspera de uno los días grandes del Adviento y de todo el año. Al cabo de pocas horas todos en las iglesias hablarán de la mujer vestida de sol.