El manto de la Sentencia entra en la lista de los «grandes» de la Semana Santa cordobesa

El de María Santísima de la Paz y Esperanza es obra del taller de bordados de Salteras en Sevilla, siguiendo el diseño de Fray Ricardo de Córdoba. Anteriormente, en 1995, la hermandad del Císter presentó el manto de salida de la Reina de los Ángeles , bordado en oro por Piedad Muñoz sobre terciopelo azul pavo real, siguiendo también el diseño de Fray Ricardo de Córdoba.

En los años 60, la hermandad de la Esperanza presentó el manto de salida, bordado entre 1966 y 1970 por las Madres Adoratrices en terciopelo de Lyon verde, bajo la dirección de Juan Martínez Cerrillo. Unos años antes, la hermandad de la Buena Muerte sacó a la luz el manto bordado en oro fino sobre terciopelo rojo de la Reina de los Mártires . Fue en 1955 cuando la bordadora sevillana Esperanza Elena Caro. De unos años antes el de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo de la hermandad de la Misericordia, que justo ahora esta siendo restaurado.

Con más de un manto bordado cuenta la hermandad de las Angustias . El primero consta de 1816, de terciopelo negro y bordado en oro fino. Luego en 1952 se amplió con ricos bordados de las adoratrices. En 2008, Antonio Villar pasó los bordados a un nuevo terciopelo. Además cuenta con un manto morado, bordado por las monjas del Colodro, que fue estrenado en 1974.

La hermandad de los Dolores también cuenta con varios mantos. Es la imagen que cuenta con un mayor número de piezas de este tipo. El más llamativo es el manto de las palomas , que data de finales del siglo XIX. A ese se le suma el de los dragones, realizado en 1923 y que es obra de Ricardo García de Vargas. El tercero es el conocido como el de los alféreces realizado en 1973 en los talleres sevillanos de Esperanza Elena Caro.

Un gran manto y además antiguo es el de María Santísima Naza rena. La bordadora egabrense María Dolores Velasco y Malverín bordó en 1862 una gran joya para esta imagen. Algo más nuevo es el manto de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad . El taller de las clarisas de Santa Isabel le dieron forma entre 1922 y 1924 a una pieza que en 1985 fue pasada a un nuevo terciopelo por Antonio Pozo.