Experiencia y creatividad: los diseñadores de Córdoba se ponen en vanguardia para la nueva Semana Santa

En esta nueva etapa uno de los primeros en aparecer fue Rafael de Rueda , que lo estudió en la Escuela de Arte Mateo Inurria aunque lo llevaba en la sangre. «Yo era diseñador desde chico , pero no lo sabía. Lo era porque observa cosas que la gente normal no observa y me preguntaba cómo era», relata. Su ocupación profesional fue enseguida el diseño publicitario, pero nunca dejó de mirar a las cofradías, en las que empezó por un cartel de cultos para su cofradía del Buen Suceso y por los faroles hexagonales de la Virgen de la Caridad.

Su visión equilibra el arte con el pragmatismo: «Diseñar no es pintar ni decorar, sino dotar de belleza a un objeto útil». Por eso es consciente de que «todo no se puede hacer» y es de los que hacen pruebas a tamaño real para que aquello que sale de su creatividad se adapte a las imágenes o al paso para el que se tiene que realizar. Su lista es larga: el techo de palio y el manto de la Virgen de Gracia y Amparo , las túnicas del Señor de la Sentencia, Penas y Humildad y Paciencia, el nuevo palio de la Virgen de la Trinidad que se estrenó el año pasado, el de la Candelaria, el de la Alegría o la reforma del paso de la Virgen de la Soledad , a la que dio un aire muy innovador. «El que encarga tiene que ser valiente , porque esto es un conunto de voluntades», dice sobre la capacidad de hacer algo que difiera en algo de la estética más tradicional.

Sí valora la experiencia. Rafael de Rueda es crítico con algunos de sus primeros trabajos y ve normal equivocarse: «Se aprende con el método de ensayo, error y rectificación , y la madurez llega de 40 años para arriba. Hay mucho que aprender y mucho que trabajar». Como los demás, cree que cada día se hace mejor el diseño y que ya no es necesario irse a Sevilla, donde ha trabajado para cofradías importantes, con la Macarena a la cabeza.

Manuel Valera es para muchos cofrades un orfebre, pero aclara que en realidad empezó con el diseño de joyería. Se dedicó a ello muchos años e hizo joyas para con algún premio importante, pero también era cofrade, y de hecho luego fue hermano mayor de la Merced . Para ella hizo algún llamador y le llegaron trabajos, y fue capaz de aplicar a la orfebrería para hermandades técnicas de joyería, que daba logros muy singulares. «El diseño es básico, no me canso de decirlo, es mi libro de estilo», dice, pero también insiste en que además del talento es necesario el estudio y el conocimiento de lo que se hace, y sumergirse en la historia del arte para conocer los distintos estilos.

Como los demás, insiste en que el diseño tiene después que llevarse a la realidad y eso no sólo requiere ciertas características y el conocimiento de la técnica, sino también ser conscientes de que puede ser también más costoso para las cofradías. Suyo es el diseño de la corona que se impondrá a la Virgen de la Paz el próximo año, del nuevo paso del Cristo de la Expiración y de muchos trabajos para su hermandad de la Merced, como el senatus. Ha trabajado para grandes cofradías de toda Andalucía, desde el Valle de Sevilla la malagueña congregación de Mena, pero señala a la corona de la Virgen de la Soledad de Moguer como una obra fundamental.

De historia del arte puede hablar también Julio Ferreira , que en los últimos años ha realizado piezas impactantes. Su voluntad es buscar en estilos artísticos y hacer piezas originales que los sigan. Tiene cuatro palios diseñados, de los cuales el año pasado ya se pudo ver el frontal de la Virgen de la Salud de la Agonía y este año lucirá el nuevo paso de María Santísima de la Esperanza del Valle , una de sus primeras obras, en 2005. El del Naranjo bebe en el renacimiento francés y eso se vio en la bambalina frontal estrenada el año pasado y en los respiraderos; el segundo tiene inspiración en el primer renacimiento italiano. Suyas son también las coronas de la Estrella y de la Virgen de la Salud, de gran monumentalidad, y sobre todo la túnica del Señor del Prendimiento . El futuro seguirá llevando su nombre en los pasos de la Virgen del Amor y de la Piedad.

Miguel Ortiz , el más joven de todos, también comenzó en el diseño, aunque se decantó por la talla en madera al trabajar en la Merced. Junto a Manuel Jurado creó un taller de talla , pero no dejó de dibujar, «aunque de vez en cuando llegan proyectos de otros autores y resulta muy enriquecedor». Ha intentado innovar, dentro de los canónes de cada estilo artístico, y por eso habla con orgullo del paso del Buen Suceso, todavía por terminarse, y de la capacidad de las cofradías para arriesgarse, incluso cuando parece que todo esté inventado. De ahí llegó a los bordados, con la túnica del Señor de la Redención de su hermandad de la Estrella .

«Tengo poco tiempo y lo hago por placer», dice, pero suyo es también el proyecto del palio de la Virgen de la O , por ahora en aplicación. «Si copias puede llegar a ser una caricatura », habla sobre la orginalidad, y ahí coincide con Manuel Valera, que reclama personalidad y dice que «no se puede copiar lo que ya es perfecto». «Una pieza original puede ser mejor o peor, pero debe tener originalidad», afirma. «Hay un buen momento para el diseño y se ha escogido el camino de no copiar», resume Miguel Ortiz.